Según ha señalado el sindicato en un comunicado, ya denunció la pasada semana estos hechos como consecuencia de una agresión sufrida por una enfermera del centro por parte de un interno, a lo que suman las “continuas amenazas e insultos” a los que se ven sometidos los funcionarios policiales.
El sindicato policial explica que, a raíz de estos hechos, comenzaron a requisar numerosas armas blancas de fabricación artesanal a los internos, “lo que ha originado una agudización del ingenio de los internos para lograr ocultarlos”.”Llevamos muchos años en esta situación; falta de personal, instalaciones no adecuadas, internamiento de personas procedentes de prisión o con numerosos antecedentes policiales”, señala la UFP.
Además, lamenta la “poca delicadeza de ciertas instituciones que, en sus visitas, muestran al funcionario policial como el causante o culpable de la situación, llegando a repartir tarjetas a los internos del centro para que denuncien cualquier tipo de tortura o maltrato que puedan sufrir”