Llegó con muletas moviéndose con gran dificultad pero fue en su discurso cuando los presentes se percataron de que el Rey prácticamente no pudo terminar su alocución.
Difícilmente se le podía entender lo que decía pues en varias ocasiones balbuceaba y se atropellaba hablando. Visiblemente fatigado, el Rey incluso se equivocó varias veces en su discurso. Por ejemplo, llegó a hablar de familia cuando debía decir milicia. Sus
titubeos provocaron la atención de todos los presentes, que temían que no pudiese acabar sus palabras. De hecho, en varias ocasiones tuvo que hacer grandes pausas para coger aire ante la dificultad para seguir con la lectura.
Igualmente, el jefe del Estado estuvo en todo momento apoyado sobre las dos manos en el atril en la que ha sido la Pascua Militar más corta de su reinado. Y es que durante el discurso del ministro Morenés tuvo que permanecer sentado.
Ante esta situación y viendo que los medios de comunicación resaltaban el estado del Rey fuentes de Zarzuela han achacado este comportamiento a la falta de luz en el atril en el que dio el discurso el Rey, lo que le habría dificultado su lectura.