IAM/REDACCION
Si a la ya de por sí muy preocupante situación económica tras los recortes, y a la que no se le vislumbra salida, se le une los escándalos de corrupción a muy alto nivel, lo que ha generado que miles de personas se lancen a la calle insultando a los que gobiernan y pidiendo “dimisión”, tenemos un estado de cosa en torno a la cual voces autorizadas llegan a hablar de un posible “estallido social” consecuencias imprevisibles, redondeándose una situación que se puede calificar de diversas maneras y ninguna de ellas buenas, y que van desde: insostenible a limite”, pasando por penosa, peligrosa y comprometida. Indignación ciudadana que exige un programa de regeneración democrática, que incluya el rearme legal y moral de nuestras instituciones, y cuyo liderazgo no puede asumir en solitario ninguna de las fuerzas políticas existentes cuando la gran mayoría de ellas son víctimas de la sospecha. La clase política, ya bajo mínimos en el aprecio ciudadano, como muestran todas las encuestas, tiene que ser consciente de ello, y mucho más tratándose de quien ejerce el poder. Y desde este sur del sur, desde la Algeciras de los más de 18.000 parados: ¿Cómo la calificaría y hasta qué punto le preocupa la situación actual?