Queda una semana para que se levante el pacto de silencio que ha venido imperando en el Grupo Fiat. El día 21 de abril, Sergio Marchionne, el consejero delegado del consorcio italiano, saldrá a la palestra para explicar a los accionistas, analistas económicos y la prensa el plan estratégico que ha preparado para el grupo que gestiona Chrysler, en la que tiene un 20%. En Italia circulan muchos rumores que señalan a un desmembramiento de Fiat. Según los mismos, sería la división de automóviles, el origen de todo, la que se quedaría bajo el epígrafe Fiat SpA, disgregándose Iveco, la división de camiones y autobuses; CNH, la de tractores y máquinas de movimiento de tierra; etcétera. Esta estructura debería dar más seguridad a las empresas del grupo sin limitar las sinergias que se puedan establecer entre ellas.Pero lo que tiene más interesado al sector es cómo se va a reorganizar la división de automóviles, con sus marcas Fiat, Lancia, Alfa Romeo y Maserati, tras la llegada de las tres de Chrysler. Es decir, la propia Chrysler, Dodge y Jeep. Industrialmente, Marchionne ha optado por una revisión de sus capacidades en Europa. Y ha decidido cerrar la planta de Termini Immerese en la isla de Sicilia, un enclave industrial que se construyó únicamente por motivos políticos.El cierre de esta factoría le ha costado duras críticas del Gobierno italiano que advirtió que no renovaría el plan de ayudas si Fiat no revisaba su decisión.Sin embargo, Marchionne y su equipo han reforzado la carga de trabajo de las plantas en el continente, en particular la de Cassino y la de Pomigliano d’Arco, en la que va a invertir 700 millones para fabricar el sucesor del Panda actual. Fuera de Italia, la planta de Tichy, en Polonia, y la de Turquía, están trabajando a plena capacidad. Fiat ha logrado capear bien la crisis de 2009. Sus matriculaciones en Europa mejoraron un 5,5% en un mercado que bajó un 2,8%, y su participación mejoró en casi un punto. Además, sus ventas en América del Sur -Brasil y Argentina particularmente- están siendo altas, y en India, registran el mayor crecimiento del mercado tras el lanzamiento de productos europeos como el Grande Punto. Todo parece indicar que su alianza con Tata está funcionando. En lo que se refiere a producto, existen algunas decisiones que tomar. Por ejemplo, como coordinar Alfa Romeo y Maserati, o como enfocar Lancia. Algo en lo que la alianza con Chrysler puede ayudar. El caso del grupo estadounidense es diferente, aunque Marchionne insiste en que en 2010 debería salir de las pérdidas. Hasta el momento, ha reducido un 15% sus ventas pese a que los incentivos de los concesionarios cuadriplican a los de competidores como General Motors y Ford. Pero es cierto que hay explicaciones para ello. La primera es que la gama de modelos se ha quedado vieja. Prácticamente su totalidad fue introducida en la época en que Daimler controlaba la compañía.Para intentar paliar esta situación, Marchionne ha hecho trabajar duro a los hombres de la marca estadounidense que han sido capaces de adelantar la entrada en producción del nuevo Jeep Grand Cherokee medio año para que llegue al mercado en agosto-septiembre. Después seguirá la berlina Chrysler 300, que está siendo profundamente revisada.
Fuente: EL MUNDO