Una veintena de jóvenes universitarios visitó la sede de la Coordinadora contra la droga Barrio Vivo donde fueron informados por parte de su presidente, Miguel Alberto Díaz, de la situación socioeconómica del Campo de Gibraltar, de las relaciones de la comarca con Gibraltar, así como de los objetivos de la ONG en el ámbito del apoyo y prevención frente a las drogadicciones. Los alumnos de cuarto curso de Grado en Geografía y Gestión del Territorio de la Universidad de Granada estuvieron acompañados por los profesores Luis Miguel Sánchez y Aída Pinos. Los jóvenes eran de nacionalidad británica, francesa, italiana, alemana, rumana y española.
Esta comitiva, que el día anterior se había trasladado a Gibraltar, donde mantuvieron encuentros con diferentes autoridades, escucharon en Algeciras, muy interesados, en boca de Miguel Alberto Díaz, el relato alternativo y complementario sobre la realidad territorial, industrial, recursos locales, ámbito medioambiental, y especificidades sociales y económicas existentes en la comarca.
El presidente de Barrio Vivo, que estuvo apoyado por la técnica de la ONG María Luisa Alba, calificó de “apasionante”, pero a la vez “complicada” esta zona donde, según añadió “siempre hemos vivido una situación de buena vecindad a ambos lados de la Verja”. Habló de una situación privilegiada medioambientalmente y en el ámbito estratégico, como puerta de enlace entre Europa y África: “Estamos en el mejor sitio, pero esto también nos aporta debilidades”. Puso como ejemplo, en base al “efecto mariposa”, que cualquier cosa que ocurra en el otro punto del mundo incide de alguna forma en la zona.
Una zona que alberga “el puerto más importante del Mediterráneo, pero con un ferrocarril del siglo XIX“, o una industria, que se instaló a raíz del cierre de la Verja, pero que “nació como parte de la historia de una muerte anunciada, aportando una economía no planificada”. Habló de salarios muy bajos y de un paro estructural histórico, que provocó una economía alternativa, la del contrabando, en la que Gibraltar ha tenido siempre una actividad de peso.
Díaz, que lamentó la visión de “territorio hostil” que se tiene a veces desde fuera de la comarca, defendió que “quienes vivimos aquí, a pesar de todo, queremos seguir viviendo aquí y luchamos por solucionar nuestros problemas”. Entre ellos, se refirió al movimiento contra la droga creado, primero en La Línea y en la Estación de San Roque, y después en Algeciras, con la constitución de Barrio Vivo, con una historia de 32 años ya a sus espaldas. Todo ello para intentar afrontar y apoyar a tantas familias que se vieron afectadas a finales de los años 80 y comienzos de los 90 por tantas muertes de jóvenes consumidores, especialmente de heroína, en lo que consideró un auténtico “genocidio”.
Cannabis, heroína, cocaína, narcoeconomía, blanqueo de dinero, negocios tapadera, que atraían, y siguen atrayendo, a esos “jóvenes que se consideraban agraviados económicamente y que buscaban una manera fácil de vivir”. Mencionó igualmente las nuevas drogas: las pastillas, con las que se intenta cada vez ganar más dinero. Díaz incidió ante los jóvenes universitarios en que “la droga carece de clase social“, llamando la atención sobre la idea de que “nadie la controla” y de que supone “una bomba nuclear para las familias”.
En respuesta a las numerosas preguntas que le realizaron, el presidente de Barrio Vivo informó sobre los objetivos de atención y prevención de la coordinadora, entre los que destaca aportar alternativas de ocio y tiempo libre, donde la cultura goza de un papel esencial: teatro, baile… “La prevención es fundamental e intentamos dar herramientas a las familias, a profesores que permitan detectar acciones relacionadas con el consumo de estupefacientes, alcohol, pero también posibles comportamientos de maltrato a la mujer u homofobia”. La ONG atiende a personas derivadas de otros colectivos y, al mismo tiempo, las deriva a otras instituciones.
Mencionó, igualmente, la salud mental deteriorada por las drogas, refiriéndose igualmente al cannabis, a esos “brotes psicóticos”, a la pérdida de empleo… Lamentó el que se quiera “frivolizar” con este problema. Habló de la “corrupción policial” y del “atasco” que sufre el sistema judicial ante casos de narcotráfico. Explicó que se había creado una Plataforma, integrada por asociaciones y sindicatos policiales, para reclamar más medios técnicos y personales, lamentando casos en los que los narcotraficantes buscan “salidas legales” para eludir la prisión “y estamos hablando de gente, cada vez más joven, que le está echando un pulso al Estado de Derecho”. Incidió en que a pesar “de la mala fama de esta comarca, muchas veces no se habla de los conflictos que el narcotráfico provoca en la Costa del Sol”.
Llamó la atención sobre el número, cada vez mayor, de suicidios o tentativas de suicidio, refiriéndose a los estados de soledad, aislamiento, incomprensión que padecen muchas chicas y chicos. Habló de los móviles, pero también de los juegos online, de los que Gibraltar tiene mucho que decir. Mencionó igualmente la presencia del narcotráfico en la Colonia, territorio del que destacó el hecho de que frente a 30.000 habitantes, allí existen 40.000 empresas y que “aunque es verdad que la legislación de Gibraltar es muy dura con el narco”, también es una realidad como “paraíso fiscal”.
Miguel Alberto Díaz explicó que el compromiso de Barrio Vivo es ofrecer vida y que gracias a estar financiado por el Plan Nacional sobre Drogas, Diputación, distintas entidades y socios, pueden ofrecer “calidad a unos usuarios de primera”. Especialmente, agradeció el trabajo de voluntarios y técnicos, siendo la mayoría de ellas, mujeres. Tantos los jovenes como los profesores agradecieron la atención y la amplia información recabada durante su visita a la sede de Barrio Vivo.