IAM/Redacción La asociación Verdemar Ecologistas en Acción ha solicitado al Gobierno de Ceuta que cumpla con el protocolo nacional de actuación de cetáceos que aparecen muertos en las costas del Estrecho de Gibraltar al entender que es “obligatorio”. (Foto cetáceos).
En un comunicado, los ecologistas han aludido al hallazgo, el pasado día 2 de noviembre, de una joven ballena hembra de la especie “Yubarta” que apareció muerta y que se encuentra en un pudridero de una empresa medioambiental.La “Yubarta” es una especie protegida, por lo que se incumple el protocolo nacional cetáceo en Ceuta, el cual determina que la necropsia únicamente ha de ser realizada por un veterinario especialista en cetáceos cualificado, autorizado como coordinador de la red de varamientos por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de España.Esta demora “dificulta gravemente la actuación de forma profesional la necropsia, recogida de muestras biológicas y patológicas, que determinen la causas de la muerte conforme a la legislación por la protección de la especie y el medio marino”.La ballena jorobada es considerada una especie amenazada, ya que existen muy pocos registros de presencia de este ejemplar en el Estrecho y Mediterráneo, por lo que los ecologistas dicen que “es fundamental la necropsia, dadas las pocas opciones de conseguir información para la conservación de estos mamíferos marinos”.La “incorrecta manipulación de animales o muestras de animales varados tiene por resultado, la invalidación de un material científico potencialmente importante”.Los ecologistas recuerdan que el protocolo de actuación nacional cetáceo está creado para ayudar a solucionar problemas de gestión y aplicación inmediata para las comunidades autónomas costeras, dándole una guía de los procedimientos más adecuados de actuación a la hora de encontrarse un cetáceo varado, tanto vivo como muerto que exigen un manejo y conocimientos muy específicos.Según los ecologistas, todavía no se ha hecho la necropsia a la ballena, que una vez recogida fue trasladada al pudridero donde a día de hoy no se permite la entrada, “ocultando las causas de la muerte y acelerando el proceso de descomposición”.