Poco antes de las 18.00 horas ya comenzaban a llegar las primeras personas, portando una pancarta en la que podía leerse “él respetaba la vida, y se la quitaron. Exigimos justicia para nuestro luchador Alfredo”.
Minutos después ya eran decenas los manifestantes congregados en torno al monumento a los trabajadores españoles, profiriendo gritos de “justicia” y “asesinos”, al tiempo que los aledaños de la frontera eran custodiados por varios furgones de la Policía Nacional y de la Policía Local.
Jessica Morodo, hermana del fallecido, manifestaba a los medios que “todo ha sido una injusticia. Él no era ningún narcotraficante. No ha entrado en prisión nunca. Ha dejado a dos hijas y a una mujer, y una madere con esquizofrenia interna en el hospital”.
“Todo lo que hacía era para ganar un duro. Era un trabajador”, destaca la hermana, que aclara que en el momento de producirse el incidente “iba solo con un muchacho” y que “no llevaban nada en la embarcación”. “No le dio tiempo ni a volver la cara. Le han pasado por encima. Le han aplastado el cráneo”, describe Yessica.
La hermana del fallecido ha querido, no obstante, dar las gracias al gobernador de Gibraltar “por las pruebas que ha conseguido y por las condolencias que nos mandó”. Los familiares no quieren ninguna rencilla con los gibraltareños tras el incidcente: “Somos pueblos vecinos, pero que la Aduana controle mejor a los pilotos. Los inexpertos no pueden navegar lejos de la orilla”.
La concentración se ha desarrollado con normalidad y sin incidentes, a pesar de que la muerte del linense provocó en la madrugada y la mañana del martes numerosos disturbios de los vecinos de la barriada de San Bernardo, que la emprendieron a pedradas y amenazas con la Policía.
Está previsto que la autopsia de Alfredo Morodo, cuyo cuerpo aún permanece en Gibraltar, se realice este sábado, cuando llegará al Peñón un equipo médico forense procedente de Londres.
En este sentido, la familia ha aclarado que espera poder recuperar el cuerpo este domingo.