En la denominada Operación Navero-Sherry han sido intervenidas además veinte armas de fuego y 12.400 cartuchos, doce metros de mecha lenta explosiva, dos granadas fumígenas y pólvora, así como equipos de visión nocturna e importantes cantidades de estupefacientes.
Según las investigaciones los miembros de la organización viajaban en coche hasta otros países para traer las armas a España ocultas en dobles fondos.
Las investigaciones que han permitido desmantelar esta red se iniciaron a raíz de que la Guardia Civil interviniera dos escopetas tácticas a una de las organizaciones de narcotráfico que operaba en el Campo de Gibraltar, en una operación en la que fueron intervenidos 2.000 kilos de hachís.
Agentes de la Jefatura de Información de la Guardia Civil abrieron una investigación para averiguar el origen estas armas y, en colaboración con la agencia federal estadounidense ATF (que investiga asuntos relacionados con alcohol, tabaco, armas de fuego y explosivos), comprobaron que las armas habían sido introducidas de contrabando en España.
Los miembros de la organización viajaban en coche hasta otros países para traerlas a España ocultas en dobles fondos.
Los investigadores fueron identificando a los miembros de la red y localizando dos talleres clandestinos en los que operaban.
Los agentes comprobaron que los detenidos robaron 27 armas de fuego en un taller clandestino de armas de Espiel (Córdoba) y las ocultaron en una vivienda de Lebrija (Sevilla).
En el registro de este domicilio, la Guardia Civil descubrió otro taller clandestino dotado de maquinaria pesada para la manipulación de armas y la fabricación ilegal de municiones.
La organización vendía las armas con silenciadores de última generación fabricados en una empresa de mecanizados metálicos de la provincia de Madrid.
Durante los registros se intervinieron 118 de estos silenciadores conocidos como “chupetes”.
La red distribuía las armas hacia el Campo de Gibraltar desde El Puerto de Santa María (Cádiz), donde vivía otro de los detenidos.
En su domicilio se han localizado varias armas con cañones recortados y sin números de serie, 37 kilos de hachís, entre otras sustancias estupefacientes y los vehículos utilizados por la red para trasladar las armas.
A los detenidos e investigados se les considera autores de los delitos de tráfico de armas, contrabando, depósito de armas de guerra, tenencia ilícita de armas, tráfico y depósito de municiones, robo con fuerza, receptación y tráfico de drogas.
Esta operación ha sido desarrollada por la Jefatura de Información con la participación de las Secciones de Información de las Zonas de Andalucía y Valencia, y los Grupos de Información de las Comandancias de Sevilla, Córdoba, Cádiz, Algeciras y Madrid; así como el Servicio Cinológico y las Unidades de Seguridad Ciudadana (USECIC) de las Comandancias de Sevilla y Cádiz.
Las diligencias han sido dirigidas por los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción Único de Cazalla de la Sierra (Sevilla) y por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de El Puerto de Santa María (Cádiz).
La operación, según explica la Guardia Civil, se enmarca dentro del Plan Integral para el Control de las Armas de Fuego (PICAF) de la Guardia Civil.
Dentro de este plan, en los últimos cinco años se han explotado 30 operaciones contra redes de tráfico de armas, han sido detenidas 306 personas detenidas y más de 3.150 armas de fuego y 346.700 cartuchos metálicos han sido intervenidos.