El campo mira al cielo con preocupación ante la peor falta de lluvia en años, la comarca sólo tiene agua embalsada para 10 meses.
Una sequía que según los pronósticos continuará en febrero, está afectando al regadío y a los cultivos tempranos
Para la ciudades restricciones y el campo se “santigua”
El sector agrario español se encuentra en estado de alarma ante el que es ya el segundo peor comienzo del año hidrológico en lo que va de siglo, una sequía que según los pronósticos continuará en febrero, está afectando al regadío y a los cultivos tempranos y, además, pone en riesgo toda la campaña.
En el primer cuatrimestre del año hidrológico (octubre 2021-septiembre 2022) se recogieron 192 litros por metro cuadrado, lo que supone un 35 % menos que el promedio normal, un dato que desde el año 2000 sólo fue peor en el mismo periodo de la temporada 2007-2008, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
A esta sequía meteorológica se suma la sequía hidrológica, con unas reservas hídricas que ya venían perjudicadas desde el año pasado y que en este momento están al 44,8 % de su capacidad total a nivel nacional, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).
La situación más dramática se localiza en las cuencas de la mitad sur de España, que se encuentran a alrededor del 30 % de su capacidad, como las de Guadalete-Barbate (30 %), Guadiana (30,5 %), Mediterránea Andaluza (30,8 %) y Segura (35,2 %), e incluso por debajo, como la del Guadalquivir (28,6 %).
“En el sur puede ser el ocaso de las producciones”, dice a Efeagro Ignacio Molina, integrante del grupo de trabajo de Seguros de Cooperativas Agroalimentarias.
“En las circunstancias actuales no hay capacidad para pensar que en febrero, marzo y abril pueda retirarse agua de las cuencas del Guadalquivir porque materialmente es inexistente”, abunda Molina.
TODOS AFECTADOS: REGADÍO, SECANO Y GANADERÍA
Los frutales, el algodón, la horticultura y, en general, todo el cultivo de regadío ya van a sufrir de seguro las consecuencias de esta sequía, apuntan diferentes fuentes del sector.
“El panorama es bien feo porque estamos hablando de que en Andalucía la agricultura de regadío representa el 75 % de la producción final agraria”, expresa a Efe Eduardo López, responsable del sector del agua de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
“Y todo afecta al empleo y afecta a la economía agraria porque los cultivos de regadío generan más insumos para transformar, con lo cual toda la cadena de transformación del producto se va a ver truncada y muy afectada, y es un impacto terrorífico para la economía agraria”, agrega López.
El secano podría verse ayudado si llueve a la brevedad, pero ya habrá pérdidas consolidadas en los cultivos más tempranos, como el trigo, la cebada o las leguminosas, mientras que si la falta de agua continua, quedarán en peligro también otros más tardíos, como los viñedos, apunta a Efeagro Carlos Hernández, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y Biosistema de la Universidad Politécnica de Madrid.
Quienes trabajan los cereales de invierno tuvieron el pasado diciembre la oportunidad de asegurar los cultivos y algo podrán recuperar, pero el regadío no tiene cobertura por sequía en ningún seguro, alerta a Efeagro el técnico de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) Gregorio Juárez.
La situación es perjudicial también para la ganadería, ya que los pastos se están endureciendo y su calidad de está viendo comprometida, lo que incrementa el coste de la alimentación de los animales.
“Todo apunta a que febrero va a ser un mes seco también y entonces empieza la preocupación, porque se empezaría a hablar de pérdidas ya importantes”, comenta a Efeagro el técnico de Seguros Agrarios de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) Javier Alejandre.
RECLAMOS DE LAS AGRUPACIONES PROFESIONALES
Las cooperativas y las organizaciones agrarias reclaman al Gobierno central y las autoridades autonómicas medidas para enfrentar la situación.
Entre otras cosas, Asaja pide la condonación de los cánones de riego e impuestos directos, bonificaciones en la seguridad social y reducción de los costes eléctricos de las explotaciones, “ya que no se riega y encima hay que pagar”.
COAG solicita exenciones fiscales, ayudas directas o créditos de interés cero y UPA reclama garantizar el cobro de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) a través de la exención de la reducción máxima del 20 % del cultivo en las producciones integradas y la exención del cumplimiento de las medidas de diversificación.
En cuanto a las medidas al alcance de los profesionales, “la primera de ellas pasa por una reordenación de los cultivos”, dice a Efeagro José Manuel Delgado, responsable de la Comisión de Agua del Consejo General de Colegios de Ingenieros Agrónomos.
El asunto “no es sencillo, especialmente en los cultivos leñosos, debido a sus períodos de adaptación y a sus períodos fisiológicos de crecimiento y de producción”, continua el especialista, que aboga por trabajar en “desarrollar variaciones genéticas que permitan la adaptabilidad de los cultivos a estas nuevas condiciones cíclicas”.
Aunque hay consenso respecto a que aún es pronto para calcular las consecuencias de esta sequía, Delgado recuerda que en 2017 tuvo lugar una situación similar en la que el valor estimado de las pérdidas fue de dos tercios de la producción en los cultivos de secano y determinadas producciones ganaderas.