Nick, el pastor belga malinois, pese a su juventud -tiene año y medio- ya es un perro experimentado. Después de la instrucción ha pasado unos meses en el destino soñado para un experto detector de drogas, Algeciras. Allí descubrió un alijo de 33 kilos de hachís y otro de tres kilos de cocaína. Está entrenado para estas sustancias y cocaína. Será el terror del menudeo de drogas en Burgos. El perro de raza beuceron se llama Ergos, tiene solo ocho meses y todavía está en proceso de formación. Ya ha completado el adiestramiento en obediencia, pero está preparado para patrullar. En cuatro o cinco meses ya estará entrenado para intervenciones en controles de droga y otros operativos.Diario de Burgos fue testigo de una demostración. Nick, el pastor belga, debía superar dos pruebas. Una con vehículos y otra con personas. En ambas dio en el blanco. En la primera, la Policía Local colocó cuatro coches en el patio de avenida de Cantabria. El perro debía encontrar un pequeño alijo de hachís. Entró en el primero por una puerta y salió por otra. Repitió idéntica operación en el segundo y en el tercero se detuvo en la guantera. La olisqueó y se paró. Como estaba dentro, no pudo sentarse -que es la señal de aviso al guía-. Lo que hizo fue mirar al agente, éste se acercó al interior de automóvil y Nick arrimó de nuevo el hocico a la guantera. Allí estaba el hachís.Después recibió su premio. ¿Una chuleta? ¿Una salchicha? Nada de eso, su guía le arroja una pequeña toalla, la agarra con los colmillos y la destroza. «Así se relaja, le sirve de desahogo», explica el intendente de la Policía Local, Fernando Sedano. Después de un periodo de descanso, comenzó la segunda prueba, que también bordó. Ocho individuos pegados a al pared. ¿Quién portaba la droga? El perro pasó por todos ellos, los olisqueó y delante del octavo se paró y miró a su guía. Efectivamente, el hachís lo portaba el octavo. Infalible.El perro también fue sometido a una prueba de obediencia. Estos animales están entrenados solo para reaccionar a las órdenes de sus guías. A la mínima señal de su instructor, reacciona. En este caso, un policía simuló agredir al instructor, éste dio un pequeño tirón a la correa y enseguida Nick sacó los colmillos y se puso a ladrar. En Algeciras, el guardia civil que lo ha instruido, hizo la misma operación pero cuando estaba rodeado por más de 170 personas. Él solo acompañado por el perro. Dio un tirón, y a los dos segundos todos habían desaparecido. Fuente diario de Burgos.