“Estas reivindicaciones constituían no solamente la evidencia de que existía un Pueblo Andaluz consciente y orgulloso de sí mismo, sino también el deseo de ser los dueños de su tierra, su trabajo y su destino.La Transición pactada por los partidos centralistas para adecuar las estructuras del Estado franquista al Régimen actual, implicaba aceptar dos realidades diferentes; las de las nacionalidades y las de las regiones. A las primeras se les reconocería su singularidad, permitiéndoles autogestionar parcialmente los poderes administrativos estatales. A las segundas, no se las consideraba más que partes de una única realidad española, con apenas capacidad auto-administrativa. En el reparto, una vez más, nos tocó perder, y nos situaron dentro de la amalgama regional del estado español. Pero lademostración del 4 de Diciembre repercutió de tal forma, que el españolismo post-franquista se vio obligado a diseñar otra maniobra que legitimase sus planes para considerarnos ciudadanos de segunda.Convocaron aquel Referéndum-trampa el 28 de Febrero de 1980, que volvió a significar una gran victoria para el Pueblo Andaluz, en tanto que fue capaz de superar todos los obstáculos orquestados por el Estado. Sin embargo, se abrió otro escenario no deseado, con consecuencias que aun sufrimos ya que nuestra capacidad de decidir quedó delegada en nuevas manos sumisas al poder central.El españolismo manipuló las aspiraciones y el movimiento reivindicativo del 4 de Diciembre, sustituyéndolo por el 28 de Febrero como Día oficial de Andalucía. Ambas fechas son incomparables y guardan distintos significados. Por ello, no es casual que los nacionalistas mantengamos vivo el recuerdo del primer y auténtico Día de Andalucía.El 4 de Diciembre simboliza en una fecha todo aquello a lo que aspirábamos y por lo que aún luchamos: la recuperación de nuestra identidad y de nuestra libertad. El 28 de Febrero fue escogido por el españolismo para conformarnos con una mera descentralización administrativa, renunciando a nuestros derechos como Pueblo.Hoy, como hace treinta y dos años, se nos niega nuestra capacidad de ser y hacer. Hoy, como entonces, Andalucía sigue sin ser reconocida como Nación ni los andaluces como Pueblo, careciéndose de libertad colectiva y de Soberanía: la capacidad de acción y elección, en exclusividad, sobre nosotros y nuestra tierra. Y mientras no podamos ser, hacer y decidir, por nosotros mismos, con respecto a nosotros y nuestro País, no hay ni podrá haber una Andalucía libre.La lucha por nuestra libertad, expresada aquel 4 de Diciembre, no es una cuestión sólo de principios, sino una reivindicación real y necesaria. Actualmente seguimos padeciendo los mayores índices de paro y más de un tercio de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Nuestro tejido industrial, pesquero y agrícola se está desmantelando. La Reforma Agraria sigue aún pendiente, mientras que la concentración de la propiedad de la tierra aumenta.La riqueza que poseemos y generamos no nos pertenece y el fruto de nuestro trabajo no repercute en nuestro propio bienestar. Somos un Pueblo al arbitrio de las decisiones que otros tomen por nosotros, con respecto a nosotros e incluso contra nosotros. Por tanto, alcanzar nuestro reconocimiento como Nación y nuestra soberanía como Pueblo, es un paso necesario para lograr objetivos profundamente transformadores de nuestra realidad nacional y social.Por todo ello, las organizaciones que suscriben este documento, manifiestan su intencionalidad de seguir conmemorando tanto la jornada, como el espíritu y las reivindicaciones de aquel 4 de Diciembre de 1977 como la del auténtico Día de Andalucía. Al mismo tiempo se comprometen a impulsar cuantas iniciativas consideren necesarias para exigir y hacer realidad el que las distintas instituciones públicas de nuestro País; ayuntamientos, diputaciones, Parlamento, Junta, etcétera, vuelvan a considerar, a reconocer y a proclamar a la misma como festividad, así como a designarla como la elegida para la celebración oficial del Día de Andalucía.Lo hacemos público aquí y ahora, en la fecha, la ciudad y el lugar donde a Manuel José García Caparrós, le quitaron la vida, en defensa de los derechos de su Pueblo, aquel primer 4 de Diciembre. Hoy y aquí, con su ejemplo presente en nuestro recuerdo, nos reafirmamos en la lucha por una Andalucía libre”.