Testimonios
Alejandra Pajares ha comenzado su intervención con un mensaje a los representantes del Campo de Gibraltar en la Junta de Andalucía: “Pilar Pintor, Ángeles Rodríguez, Ángela Aguilera, Inmaculada Nieto. Ustedes viven en la comarca y trabajan para nosotros en la Junta de Andalucía. Por favor, escuchen esto”.
Acto seguido ha dado paso al testimonio de Patricia Teodoro, una mujer afectada por el trato recibido durante años con la patología de su hijo, que derivó en un tumor cerebral: “Os voy a contar la historia de mi hijo. Un niño precioso, al que desde que tenía en mi vientre amaba con locura. Nació prematuro, pero completamente sano, con un desarrollo dentro de lo habitual. Llevábamos una vida de lo más normal. Con esa ilusión de ver al hijo crecer poco a poco, con su ternura, su sonrisa… Pero un día, Santi, con un año y medio, sufrió un ataque de epilepsia. Toda mi vida se paralizó en aquel día. Acudimos al hospital y allí le dio otro ataque de epilepsia. Yo lloraba sin parar. Pero me ayudaron mucho todos los profesionales. Una neuróloga nos ayudó. Le hicieron una resonancia y le pusieron tratamiento. Me pegué una semana sin apenas dormir, preocupada y asustada de que le pasara algo más. Todo volvió a la normalidad, porque los ataques no se repitieron más. Pensé que la pesadilla había acabado. Pero a partir de los dos años, notábamos que algo fallaba. No iba al mismo ritmo que los niños de su edad. Empezó nuestro periplo médico de nuevo. Lo llevamos a médicos y psiquiatras. Cuando tenía tres años, nos dijeron que tenía autismo, y he estado cinco años pensando que mi hijo tenía autismo”.
“A los ocho años me dijeron que tenía retraso mental y eso me cayó como un jarro de agua fría. Ahí empezó mi lucha. Cansada de tantos diagnósticos erróneos, pedí por favor que le hicieran un TAC. Le detectaron un tumor benigno cerebral y nos derivaron a los especialistas de Neurología. Eso ocurrió el 22 de mayo de este año. Jamás olvidaré ese día. Nos dieron cita para el 5 de septiembre. Más de 3 meses y medio para ver a un niño pequeño con un tumor cerebral. No dormíamos, no comíamos en esos tres meses. No podía llevarlo a un médico de pago porque no teníamos el dinero para eso. ¿Saben lo que es tres meses y medio con un niño con un tumor cerebral?. Veíamos la fecha cerca para llevarlo al especialista, y me llamaron para decirme que ahora había que esperar al 4 de ocubte. Un mes más y mi hijo con un tumor cerebral. No se entiende cómo pueden jugar así con un ser humano. Las noches se me juntaban con el día sin pegar ojo. Lloras y vuelves a empezar, otro día más. De nuevo en octubre me llamaron, me cancelaron la cita y no me dieron fecha. Me dijeron que ya llamarían. Estaba tan desesperada que lo denuncié en Facebook. La plataforma leyó mi post y envió un email al gerente del hospital, y enseguida me llamó para preocuparse por darle una nueva cita a mi hijo”.
“Aquí no hay neuropediatra, ni neurocirujano. ¿Por qué tenemos que gastarnos el dinero en tener que trasladarnos a Cádiz cuando aquí hay dos hospitales en la comarca? Nos están dejando morir y si nos callamos nos lo van a quitar todo. Vamos a luchar para que casos como el de mi hijo no se vuelvan a repetir. Que contraten más personas, más medios. Hay gente que no puede esperar”, ha concluido.
Acto seguido, ha tomado la palabra Francisca García, otra persona afecada con una trágica historia motivada por la situación de la sanidad:
“Mi vida cambió hoy hace justo un año. A mi marido le dio un infarto. Nosotros somos una familia donde los dos trabajamos. Tenemos tres hijos preciosos. El 15 de noviembre, nuestra vida cambió. A la semana del primer infarto, lo llamaron del trabajo para despedirlo. Nadie tiene la culpa de que mi marido tuviera un infarto, pero todo lo que vino después fue una pesadilla. Es joven, tiene 41 años, es un trabajador incansable, un buen hombre. Desde hace un año hasta hoy, hemos sufrido un camino muy tortuoso. Le salvó la vida el trabajo del doctor Gutiérrez Chico, jefe de Hemodinámica del Punta Europa, al que quiero agradecer su dedicación, su empatía y su buen hacer con los pacientes”.
“Yo tuve que dejar mi trabajo y coger otro por la mitad del sueldo que tenía para atenderlo. Nos vimos en una vorágine económica muy grande. A primeros de octure le volvió a dar otro infarto. Hemos tenido que acudir varias veces al hospital y no lo atienden en condiciones por falta de especialistas. Hemos acudido con las pulsaciones muy bajas y nos han dicho que no había cardiólogo de guardia. Que había un hemodinamista, pero no lo veían con síntomas para que lo atendiera. Hemos tenido que pagar a un cardiólogo privado más de 400 euros para que evalúen a mi marido en condiciones. Estoy muy cansada, pero tengo que seguir adelante. Tengo el alma rota de la pena. Soy fuerte, pero hay veces que me derrumbo. Un día dije que necesitaba ayuda y hubo muicha gente que me ayudó”.
“Hay que dotar de material y equipo humano a los dos hospitales de la comarca, que a nadie le tengan que decir que la prueba que usted está pidiendo no existe, que pasen las revisiones periódicamente, que contraten más especialistas, que nos jugamos la vida y la de nuestras familias. Seguiré luchando porque no le pase a nadie lo que nos ha pasado a nosotros. Que nadie tenga que pagar un médico privado, que para eso están los públicos, para atendernos. Sinceramente no quiero que nadie sufra lo que yo he sufrido, por culpa de no tener derechos, porque prefieren tener despachos a especialistas, prefieren tener lujos a la salud por la que pagamos. Nos están dejando morir. Yo digo basta”.
Alejandra Pajares ha concluido el acto señalando que “leo a mucha gente a diario y atiendo a personas por teléfono y las escucho. Hay historias muy duras. He sufrido junto a todos ellos los desvaaríos de este sistema de salud que entorpece la vida de personas sin recursos. Miles de personas esperando citas con especialistas o para revisiones o para que los operen. No hay especialistas suficientes por mucho que diga el SAS. Señores políticos de la Junta, ustedes dijeron que los especialistas no quieren venir aquí, como si fuera culpa nuestra. No. La culpa es suya, de los que estaban antes y de los que están ahora. Nos están obligando a salir a la calle y a tomar medidas drásticas. Y les tengo una noticia: Nosotros no nos vamos a rendir y vamos a continuar con las protestas. No nieguen la evidencia. Ustedes no hablan con la gente, nosotros sí, y pensamos seguir haciéndolo. Os prometo que vamos a seguir luchando”.