Para reducir el riesgo de accidente, el Real Automóvil Club de España-RACE te recuerda algunos consejos para conducir importantes.
El coche, siempre a punto
De cara a conducir con lluvia, en unas conducciones climatológicas adversas, debemos de poner especial cuidado en una serie de elementos de nuestro coche para permitirnos circular con seguridad.
Neumáticos, perfectos
Siempre, pero especialmente cuando llueve, deberemos tener los neumáticos en buen estado. Son el punto de contacto de nuestro coche con el asfalto, de ahí la importancia de este factor. Los neumáticos deben tener los canales del dibujo con la profundidad exigida para poder evacuar con efectividad el agua sobre el que pisan. La profundidad mínima que marca la ley del dibujo de un neumático es de 1,6mm aunque, con fuertes lluvias, por debajo de 3mm se compromete la evacuación efectiva de agua por los canales. Y también es importante que mantengamos los neumáticos hinchados a la presión adecuada. Si la presión está por debajo, el dibujo de la banda de rodadura se deformará más de lo conveniente, reduciendo la efectividad a la hora de evacuar el agua por los canales de drenaje, además de que los flancos laterales pierden consistencia en los apoyos en curva.
Para conducir con lluvia, cuanto mayor sea la profundidad del neumático respecto a su origen, mayor será la capacidad para evacuar el agua y reducir un posible aquaplaning, además de mantener una mejor dirección y tacto de volante.
Vigila los amortiguadores
El estado de los amortiguadores resulta siempre esencial para conducir con seguridad nuestro vehículo, ero aún más lo es en conducción con lluvia. Los amortiguadores son esenciales en el comportamiento del coche, en controlar los movimientos de la carrocería y el óptimo tacto de dirección que nos permita mantener el eje delantero y el trasero sin pérdidas de adherencia. Unos amortiguadores en mal estado no sujetarán con la firmeza necesaria la carrocería para evitar los movimientos verticales y laterales que pueden modificar la trazada, ni permitirán una reacción adecuada ante un movimiento, aún con la ayuda del control de estabilidad (ESP) obligatorio en todos los coches que se venden actualmente.
La importancia de los frenos
En conducción con lluvia, con la calzada mojada, la efectividad de los frenos disminuye y las frenadas se alargan notablemente. Es importante tener los frenos en buen estado, que nos permita mantener un tacto adecuado del pedal para no bloquear las ruedas y obligar a actuar constantemente el ABS. Pastillas, discos y la presión del circuito de frenado deben estar en las condiciones adecuadas para que la seguridad no se vea alterada en cualquier circunstancia y más cuando la calzada está deslizante con la lluvia.
Ver y ser vistos
En conducción con lluvia la visibilidad se reduce, con unas condiciones de luz más precarias y las gotas arreciando contra el parabrisas, situación ésta delicada cuando las precipitaciones son elevadas. De ahí que los limpiaparabrisas deban siempre estar en buen estado de uso. A pesar de que tengan poco uso, la goma enseguida se reseca y pierde efectividad, reduciendo la capacidad de barrido y comprometiendo la visibilidad adecuada. Además el nivel del líquido del depósito del limpiaparabrisas debe ser el adecuado, incluyendo algún tipo de anticongelante para limpiar la suciedad con mayor efectividad.
Otro factor importante para la conducción con lluvia son las luces, sobre todo para ser vistos. Los faros con luz diurna son cada vez más habituales en los coches nuevos pero, si no, cuando las precipitaciones son elevadas conviene poner las luces de cruce para ser vistos. No así los antinieblas, que con el agua dispersan su luz creando reflejos desagradables al resto de conductores con su potencia luminosa.
Que no se empañen los cristales
Y en el interior, el sistema de climatización debe funcionar en condiciones, con los difusores de aire para los cristales limpios, que permitan ser efectivos a la hora de eliminar el vaho. Lo mejor para evitar el empañado de los cristales es abrir un poco la ventana y activar el aire acondicionado y, si tenemos la posibilidad de fijar la temperatura, hacerlo a 20º 21ºC.
Cuidados en la conducción
La lluvia modifica las condiciones de la calzada y también la visibilidad, por lo que a la hora de conducir debemos tenerlo en cuenta y aplicar una serie de pautas para circular con seguridad.
Adecúa la velocidad
Lo primero que deberemos hacer al conducir con lluvia es reducir la velocidad, adecuándola al estado de la calzada. Y aumentar la distancia de seguridad para evitar el efecto spray, el agua pulverizada que sale de las ruedas del coche que nos precede al evacuar el agua, o de aquellos que nos rodean, reduce la visibilidad, por lo que veremos más tarde cualquier maniobra extraña que se produce a nuestro alrededor o del coche que va delante.
El pedal del freno, con suavidad
Por otro lado, con los frenos mojados, la distancia de frenado aumenta. Y también lo hace la posibilidad de bloquear las ruedas, a pesar del ABS, lo que nos obliga a tratar el pedal de freno con más suavidad. Cuando nos acerquemos a un viraje o a una curva, deberemos anticipar la frenada y realizarla con la dirección lo más recta posible para evitar las inercias laterales que comprometan la direccionalidad de las ruedas. Cualquier cambio de dirección o maniobra deberá ser lo más suave posible para evitar reacciones bruscas o inesperadas de nuestro vehículo en conducción con lluvia. Los cambios de carril se deben hacer de manera progresiva, y más con la calzada mojada. Y siempre marcando la maniobra con los intermitentes.
Cuidado con la señalización horizontal
La pintura blanca que demarca los límites de la carretera y la división de carriles con lluvia resulta especialmente delicada, especialmente para las motos. Debemos intentar no pisarlas con el coche o la moto en apoyo, con la dirección girada, ni acelerar cuando tenemos las ruedas de tracción encima de las líneas blancas de la carretera. Cuidado también con los pasos de peatones, con los que ocurre lo mismo pues, aunque la pintura que imprimen en la actualidad tiene más adherencia, con lluvia siguen siendo delicados.
Que no te estrese la lluvia
La conducción con lluvia aumenta la tensión al volante, lo que hará cansarnos más en viajes largos. Reduce el tiempo entre parada y parada para descansar y relajarte.
Cómo evitar el aquaplaning
Cuando el firme de la carretera o vía va perdiendo su capacidad de absorción o cuando las precipitaciones de lluvia son elevadas, se crea una película con demasiada acumulación de agua para que los neumáticos sean capaces de evacuarla al pasar por encima. Es cuando se puede producir el aquaplaning, haciendo que las ruedas se deslicen por encima del agua acumulada. A más velocidad, mayor es el riesgo de sufrir aquaplaning. Si se produce notaremos que la dirección comienza a flotar y, lo primero que deberemos hacer, será reducir la velocidad. No hay que reaccionar utilizando el freno como respuesta, sino levantar el pie del acelerador y sujetar con firmeza el volante. No variaremos la dirección del volante hasta que notemos que notemos que las ruedas recuperan la adherencia.
Importante la ayuda de ABS y ESP
Cada vez más, los coches disponen de la posibilidad de montar diferentes ayudas electrónicas a la conducción que redundan en la seguridad. En nuestro país, todos los coches nuevos que se comercializan están obligados a montar de serie el sistema antibloqueo de frenos, ABS, y el control de estabilidad, ESP. Dos sistemas de gran ayuda en circunstancias de lluvia, pero que por sí solos, en la mayoría de las ocasiones, pueden no resultar suficientes para resolver una situación delicada. En conducción con lluvia lo primordial es adaptar nuestra conducción a las circunstancias aplicando los consejos que aquí explicamos.