Yo reportero: Música de contrabando

IAM/YR Fue anoche cuando al observar la salida de varios alumnos de las “instalaciones” del que denominan conservatorio de Algeciras, y tras una mezcla de indignación, humillación y casi rabia, me vinieron a la mente esas lamentables escenas que por desgracia, tan acostumbradosestamos a ver en nuestras costas.

Pues sí, eran niños que después de una sobre jornada de esfuerzo y entusiasmo en pro de su desarrollo personal y cultural a través de la música, salían a oscuras midiendo sus pasos sobre un terregal con la lucecilla de sus móviles para no tropezarse y echar por alto sus preciados instrumentos, en los que claro está, se incluyen también sus muñecas y manos como herramienta fundamental de trabajo y estudio.

Ya lo he comentado antes en algún otro foro y lo reitero ahora para a ver si esta vez alguien responsable en la materia tuviera la decencia de atender: *Vayan por favor por allí, y hagan el mismo trayecto de entrada y salida que hacen nuestros hijos; después juzguen con lahonestidad que el cargo les permita (o exija!) lo que han visto, y díganme o digan a sus vecinos si es de recibo que esas “instalaciones” lleven el NOMBRE que por vergüenza ajena he obviado al comienzo.Me he referido sólo al acceso, pero es que ya lo interior es lo más opuesto a lo que deben ser mínimamente unas aulas para formar músicos; pues aclaro para el que aún no lo sepa, que comparten espacio con un instituto de secundaria, o sea, las mismas aulas: por la mañana ajetreo y jaleo académico, y por la tarde cultivo de técnica y sensibilidad necesaria para la expresión artística, ¿increíble verdad? en la España del siglo XXI.

Y que digo yo…, para ocupar el espacio prestado de otra instalación que poco tiene que ver con la música ¿porqué no lo hace al menos en otro que dé algo de brillo y prestigio a este noble menester y a tan ilustre Nombre? como bien podía ser la sede de la nueva biblioteca,por ejemplo.Adjunto un enlace para que esos responsables a los que aquí convoco, tengan algo de materia solvente y de juicio, y no sólo mis sencillas apreciaciones.

 

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