Uno de los grandes logros del Movimiento Asociativo Ciudadano, entre otros, sea la concienciación de cada uno, precisamente, de ser libre, con derechos y obligaciones, que toma la decisión sin ánimo de lucro, de realizar una actividad social, a favor de los demás y de los intereses colectivos o generales, consiguiendo con esta participación enriquecer a los sistemas democráticos.
Ese es para mí, el gran provecho, que la mayoría de las veces obtiene escaso éxito en sus fines, precisamente, por una concepción errónea del funcionamiento asociativo que, como en todas las partes de una sociedad, todos los miembros son necesarios, pero muy pocos los imprescindibles.
El movimiento ciudadano no puede perder su generosidad y, por ello, no caben los caudillos, ni líderes, muchas veces prefabricados. Sólo tienen cabida en ellos, los acuerdos democráticos y los elegidos para su puesta en práctica. Otra cosa distinta, pudiera parecer, que se sirven causas particulares, más que las mejoras colectivas.
La imposibilidad de un mínimo acuerdo entre las distintas plataformas y asociaciones ciudadanas, de la que es rica el Campo de Gibraltar, donde existen para todos los gustos, queda de manifiesto cuando se intenta dar un paso más en la búsqueda de objetivos comunes, que se sobrepongan a los particulares que defienden cada asociación o plataforma.
La reunión celebrada en el Hotel Alborán, que ya expuse en mis reflexiones Hablando de Campo de Gibraltar, publicada en días pasados. el fin principal consistía precisamente, en paliar los efectos de la atomización del movimiento ciudadano que, consigue, por desgracia, demasiadas pocas cosas, creando un órgano que fuera capaz, antes las autoridades representar a un colectivo lo suficientemente importante como, por lo menos, ser escuchado.
Fue imposible, cada cual defendió lo suyo particular sin ceder una coma y sin realizar otra propuesta distinta a lo que ya llevaban preparadas. La consecuencia de aquel acto no fue otro que la decepción de muchos de los presentes que, con la mejor voluntad y generosidad, asistían al acto.
Los problemas de Campo de Gibraltar son muchos, como allí quedaron expuesto, y posiblemente a largo plazo irresolubles, algunos de ellos. Por este motivo y con más fuerza hay que decirlo que, si cada asociación, plataforma o el cómo se quiera llamar, toman un camino distinto, lo que se consiga probablemente, sea el regocijo de aquellos que se encuentran muy a gusto con el estado actual de las cosas, habiéndose derrochada una cantidad de energía inútilmente, y la consecuencia de ese proceder, no sea otro que, la desconfianza y con ello la desidia de los ciudadanos, Por eso mismo. debemos tener mucho cuidado, cuando tachamos de indolente a los ciudadanos y, pararnos a pensar como actuamos los que, voluntariamente, hemos escogido otras posiciones más incomodas, pero con proyección en los demás, en la sociedad.