TCAM|REDACCION
→ La mayoría de jóvenes españoles, bien preparados, tienen como única salida emigrar. Esto tiene su historia, en primer lugar no se contó con ellos.
Ya en 1.990 se decía que la Política Juvenil había fracasado. Más de millón y medio de jóvenes estaba en paro. Un 40% de la juventud española vivía en condiciones de marginalidad. Más del 50% ni quería votar. Existía una descoordinación entre los niveles de la administración. Se daba duplicidad de esfuerzos y pérdida de recursos. Cada Ministerio defendía sus propias competencias sin plantear una coordinación. A pesar de las promesas electorales de 1982 y 1986 no se aprobó un Plan de Igualdad de oportunidades para la juventud. Tampoco se pensó en una política juvenil a medio y largo plazo, predominando la improvisación.
Sin embargo, el artículo 48 de la Constitución daba pautas claras: “Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre, eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural”. De ahí debía haber emanado un Plan Global con una estrategia dinámica para insertar socio- profesionalmente a los jóvenes de nuestro país. Una Política Global de Juventud tenía que haberse considerado como una Política de Estado, capaz de coordinar el conjunto de departamentos en la acción de promoción juvenil, propiciando además el apoyo de los agentes sociales y de la sociedad civil organizada. La política juvenil de empleo no debería separarse de la Política de Empleo Global.
La precariedad en el empleo, la economía sumergida, alcanzó sus cuotas más preocupantes en la población juvenil. El nivel de protección social sigue siendo insuficiente. No se ha conseguido la contratación indefinida entre los jóvenes. El desempleo juvenil se enmarca en la problemática de los efectos de la crisis económica y en los desequilibrios del mercado de trabajo. Los últimos datos del INE nos dicen que el 22% de las personas está en situación de pobreza y el 25% de la población activa en el paro. Las desigualdades entre ricos y pobres es cada vez más grande, dándose una progresiva desaparición de la clase media.
El neoliberalismo nos presenta la gran falacia de que vivimos en una sociedad que ofrece igualdad de oportunidades mientras que los Mercados se han ido apoderando de los centros de decisión convirtiéndose en mentores de las débiles democracias. Hijos de una época de mayor bonanza económica, se ha crecido en una sociedad progresivamente mercantilizada, en la cual ha tomado protagonismo el acto de consumir y se ha confiado en la técnica como la solución de los problemas. La democracia, conquistada por las generaciones anteriores, ha dejado poco espacio a los jóvenes, obstaculizando toda esperanza de futuro juvenil.
No se ha sabido qué modelo de sociedad se quería. Se ha llegado a una polarización ideológica en la cual el diálogo es cada vez más difícil y el consenso una quimera. España debe valorar el potencial de su juventud dándole facilidades para obtener empleo y adquirir experiencia; menor coste de impuestos a jóvenes empresarios. Contratos de prácticas que enseñen un oficio que conste en su curriculum En el extranjero saben utilizar a jóvenes españoles con buenos expedientes, ofreciéndoles futuro. Aprovechan sus conocimientos adquiridos y pagados por España a cambio de terminar de formarlos profesionalmente. España gasta mucho dinero en los estudios de los jóvenes pero luego no sabe recuperar el potencial de los jóvenes. Ayudaría para salir de la crisis actual contar y recuperar a nuestros jóvenes, facilitando poder emprender sus propios negocios, dejando períodos de carencia los primeros años, eliminando todas las trabas y proporcionando ayudas económicas hasta remontar.