No se trata de comparaciones, que siempre son odiosas, entre municipios de Andalucía o de cualquier parte, sobre en cuál de ellos es más caro o el más barato vivir, referido a las tasas e impuestos municipales.
Si entramos en ese juego se podría ir más, a enfrentamientos y exclusiones que, no sólo no benefician para nada la convivencia o el sentimiento de pertenencia a un espacio común, sin que, que atenta contra ellos.
La recaudación mediante los impuestos y tasas municipales, dependen de que tipo de ciudad se quiere; las ciudades, son o no son, dependiendo de la calidad de los servicios que prestan, y como se gestionan esos servicios.
Viene esto a colación sobre la subida de impuestos y tasas, municipales las más, y otras supramunicipales que inciden, también, en los servicios municipales, que vamos a soportar los vecinos de Algeciras, que no hay que engañarse, se producirá en todos los municipios de la comarca, se tarde más o se tarde menos.
Se podría calificar, por lo menos de inoportuna, cuando la población está sufriendo una inflación que está mermando de manera significativa el bienestar familiar.
Pero esa inoportunidad, tiene relación o está provocada, por el adelgazamiento del poder de financiación, de la entrada por otros impuestos que, la Comunidad Autónoma está aplicando y de la que se ufana el señor presidente de la Junta de Andalucía.
Y como las administraciones públicas y los servicios a la ciudadanía, aunque hayan caído en picado su calidad, los tiene que prestar, de algún lado tiene que salir su financiación. Los impuestos no son malos en sí mismo, muy al contrario, son necesarios para posibilitar el funcionamiento de la sociedad. La maldad existe en cómo se reparte esa recaudación y que es lo que se grava.
Qué es lo que está pasando en Andalucía, que la recaudación autonómica, se está trasladando a los municipios. Con ese hecho, se deshace por completo el sentido de reparto de una imposición de signo progresivo y más justo, hacia los Ayuntamientos donde esa justicia social es mucho más difícil de aplicar, agravándose, además, servicios de primerísima necesidad, por ejemplo, la vivienda. Esta es la Política de la derecha, que no tiene dinero para mejorar sus servicios sanitarios y le sobran 700 millones para entregárselo a la sanidad privada para que le preste el servicio que han dejado de ofrecer en la sanidad pública.
Por otra parte, entra en juego la gestión donde la denuncia y control, no debe recaer, que también, en las asociaciones ciudadanas. Pera esa misión está la oposición que ya está faltando acciones publicas en ese sentido. Y no bastan con ruedas de prensa para hacer la foto; hacen falta debates ciudadanos que en un momento puedan hacer presión.