¿Quién se cree los presupuestos de este Gobierno?Por: Ángel Luis Jiménez

 

Los presupuestos no son como se presentan y empiezan, sino como terminan. Y en las dos legislaturas anteriores las cuentas de la Administración con este Gobierno han acabado mal, han sido de un fiasco total. Los terceros presupuestos del PP se entregaron ayer en el Congreso de los Diputados. Y no son una presentación más. En los dos primeros, el exceso de recortes e impuestos asfixio la actividad económica y aumento el desempleo. Y en esta legislatura ya resultan papel mojado porque se hacen sobre supuestos erróneos, con menos ingresos de los previstos y con más gente trabajando de la que hay en realidad. Y así las cuentas no salen.

Uno de los principales parámetros que el Ejecutivo siempre subestima es el del paro. Así, en las primeras cuentas de Rajoy elaboradas en primavera de 2012, el Ejecutivo aspiraba a tener una tasa de paro del 24,3% en ese ejercicio. Sin embargo, el paro superó en 600.000 personas sus expectativas. Para el ejercicio siguiente (2013) volvieron a prever la misma tasa de paro y una reducción del número de parados. Pero finalmente y según las últimas previsiones, la tasa de paro se quedará en 2013 en un 26,6%; y será en el próximo ejercicio (2014) cuando dice el ministro de Economía que caerá al 25,9%. ¿Quién se lo cree?

Si las cifras de empleo están distorsionadas, las de ingresos por IRPF no dan pie con bola. En 2012 Montoro calculó que recaudaría 73.100 millones de euros, un 4,7% más que el año anterior, gracias al “recargo temporal de solidaridad” con el cual Hacienda gravó más las rentas del trabajo y menos la de sociedades. Pues bien, incluso ni con el recargo, los ingresos cumplieron las previsiones de Montoro porque se quedaron en 72.588 millones de euros.

Aunque este Gobierno no se desanimó y presupuestó para 2013 unos ingresos de IRPF de 74.215 millones de euros. Sin embargo, según datos publicados hoy mismo, la recaudación en 2013 se quedará en 71.982 millones de euros. Más prudentes, para el próximo año esperan recaudar un 1,7% más de lo que finalmente se liquidará. La cifra lleva los ingresos del IRPF (si se cumplen los de 2014) a la casilla de salida de las previsiones de Montoro, es decir, a lo que logró recaudar en 2012. ¿Quién se lo cree?

Con estos antecedentes sobre los ingresos que menguan cada año, también hay que contemplar el desfase de la seguridad social. En el 2012 hubo 5.000 millones menos de lo previsto. Además de una deuda pública que sigue a galope pues en Julio ya estaba en el 91,6% sobre el 92,6% previsto para todo el 2013, es decir, que a final de año superará el billón de euros -según el FMI España no tenía una deuda igual desde 1909-. Esta deuda lastrará de forma muy significativa la capacidad de maniobra del Gobierno por el creciente peso del pago de intereses (el 10,3% del presupuesto), lo que dejará al Ejecutivo con un margen de maniobra muy escaso. Todo lo anterior más la sombra permanente del paro hace que dudemos mucho de las previsiones del Gobierno para el año 2014. Pero, vuelvo a preguntar, quién se lo cree.

Por todo lo anterior, y más que no digo para no ser demasiado agorero, no tengo más remedio que afirmar -y así lo confirman también los expertos- que los presupuestos de la recuperación de este Gobierno son una mentira y un engaño, y que se estrellaran de nuevo con la realidad como ocurrió con los dos anteriores. Así que ni habrá el crecimiento previsto, ni la recuperación económica apuntada, y al igual que en los anteriores presupuestos faltarán estímulos para el empleo, se congelarán de nuevo las nominas de los trabajadores públicos y se recortarán las pensiones en la cuantía necesaria para alcanzar los 33.000 millones previstos hasta 2022.

La conclusión que podemos hacer sobre las cuentas del Estado para el 2014 es que tendremos más recortes de derechos, más austeridad, más pobreza y menos democracia. Los ciudadanos tenemos que comprender cuanto antes que estas cosas que suceden ante nuestros asombrados ojos son como mínimo para indignarse por intolerables y ultrajantes.

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