Algo está cambiando. Y está ocurriendo en Madrid y su Comunidad, fiel reflejo de las muchas Españas. Cada día son más las noticias negativas para la forma de gobernar del PP. No se dan cuenta o no quieren darse cuenta que algo está cambiando, que en las crisis nacen las inventivas y las nuevas estrategias de la ciudadanía, que se han unido la presión de la calle y la batalla judicial hasta lograr la renuncia del gobierno de Ignacio González al proyecto de privatización y la dimisión de su consejero de Sanidad, Javier Fernández Lasquetty.
La “marea blanca” ciudadana en contra de la privatización de la sanidad madrileña ha combinado varios elementos novedosos y distintos a los clásicos de las luchas vecinales y obreras. Las movilizaciones han sido imaginativas, pertinaces y sostenidas en el tiempo por los profesionales sanitarios y los usuarios afectados por las políticas contrarias a lo público, políticas que nadie quería ni aceptaba. Y además estaban acompañadas de una estrategia judicial paralela, tanto o más importante, que las movilizaciones.
Todo esto me confirma que los ciudadanos no nos hemos alejando tanto de la política como solemos creer, más bien nos alejamos de los políticos. Hoy se hace más política en la calle que en las instituciones o los partidos. Según las últimas encuestas un 26% de la población ha participado en alguna manifestación el pasado año, siete puntos más que en encuestas anteriores. Ahora hablamos más de política, participamos más y tenemos más opiniones que antes de la crisis.
El voto ya no es un cheque en blanco. Y eso nos acerca a un ideal de sociedad más exigente y participativa. La idea del Gobierno de que las huelgas son una irresponsabilidad y las protestas una insensatez se ha demostrado errónea. Lo responsable y sensato en una sociedad democrática es reivindicar para que se hagan cosas. Y ahora ya sabemos que protestar y reivindicar sirve para algo como ha ocurrido en Burgos y Madrid. Pero no hay que parar, porque esta gente del PP no es de fiar. No han reconocido todavía que estaban equivocados. Y lo tienen que hacer. La lucha continua.