Pasaporte COVI o Cartilla de Vacunaciones

Tiempos extraños toca vivir.  Precisamente cuando la “guerra fría” parecía cosa del pasado y el mundo se desperezaba del terrible “sueño” de un sangriento siglo XX, aparece la Pandemia. ¿Acaso siempre han existido y la limitación del conocimiento médico no las haya identificado?  Si la respuesta fuese que sí, tendría mucho sentido esos millones de muertes acumuladas durante generaciones cuando los certificados médicos recogían: Causa de la muerte desconocida.  Aunque cualquier persona, con conocimientos anatómicos, supiera que al final de todo un fallo respiratorio o cardíaco era la última causa del fallecimiento. Pero la ciencia médica siempre se ha preguntado ¿Por qué? ¿Qué la ocasiona? Se ha seguido investigando y se conoce más, mucho más, que hace unos pocos años y también se es consciente de la inmensidad de lo desconocido.  Parece paradójico, pero no lo es, ya que cada descubrimiento abre un camino lleno de nuevas incógnitas. Para el mundo de la ciencia conocer es su objetivo y nunca el miedo la ha paralizado.

Estos tiempos extraños, llenos de desinformación abrumadora sobre las olas pandémicas, sitúan a la ciudadanía ante interrogantes que no parecen tener respuestas. Desde el inicio de esta nueva “era de las pandemias” no hay ni un solo organismo multinacional que asuma la responsabilidad de hacer pública toda la inmensa incertidumbre que se tiene. Ni siquiera la OMS (Organización Mundial de la Salud). Y quienes están en política, contaminados por intereses de enormes sectores económicos de todo tipo, tampoco acaban de asumir que las personas tienen derecho a la información veraz. En materia de Salud el personal sanitario sería el primero en estar informado, para poder asesorar verazmente a las personas usuarias del sistema de salud de aquello que se conoce, por poco que sea, y de las muchas incertidumbres que se tienen. Después de dos años, desde las navidades del 2019 que comenzó esta pesadilla del COVID, en China, miles de millones de vacunas inoculadas, dosis de recuerdo incluidas, cuando el horizonte de la “inmunidad de rebaño” se situaba en el 70% de la población vacunada, ¿se sigue enfermando la población aunque esté vacunada? Penúltima noticia 6 de diciembre: “Los 68 profesionales infectados en el brote del hospital de Málaga, cubiertos en la UCI por sus colegas de Urgencias” Se comenta que asistieron a una comida en la que participaron 174 personas. Y según fuentes de la administración: “Los sanitarios se sometieron a un test de antígenos el 1 de diciembre en el que todos eran negativos, por lo que se estudia si los contagios se produjeron días antes a esa comida y luego en la reunión se propagó el coronavirus”. Por otra parte el periódico recoge que desde un sindicato del sector sanitario “han lanzado un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía y ha subrayado que la casuística por la que se puede producir un contagio “es muy amplia”. ¡Tranquilidad! Porque el contagio se ha producido entre personas vacunadas. Y si se contagiaron antes de la comida, ¿podrían haber sido portadores del virus estando de servicio en las UCI?  ¡Tranquilizadoras!,  parecen no ser, sobre todo cuando no se ofrecen explicaciones de por qué aun vacunadas las personas contagian y enferman. Y ahora a los niños les toca el turno de la vacunación. ¿No habría que tener algo más claro todo este asunto?  Porque lo evidente para este sindicato médico es que: “actualmente están teniendo lugar “congresos, ferias y eventos, como la celebración de los exámenes de la OPE -Oferta Pública de Empleo- hace apenas una semana, así como el mayor movimiento y trasiego de personas que implica esta época del año”. Es decir que hay ¿mucho de aglomeraciones y poca prevención? No obstante, tanta incertidumbre, se quiere llegar deprisa y corriendo a la “nueva normalidad”. aunque todo lo que está ocurriendo viene a confirmar que sólo las medidas higiénicas preventivas, mascarillas, distancias, no aglomeraciones…FUNCIONAN. Es evidente que a buena parte del sector terciario, y farmacéutico, les afectan estas precauciones; pero mejor asumir el reto de un cambio de modelo productivo y de consumo -ahora que los precios de las energías están desbocados-, que insistir en esa entelequia de la “Nueva Normalidad” que parece no llegar. Y estas prisas vienen a alimentar un cambio en la psicología de masas más que preocupante, con evidentes brotes de autoritarismo pro vacunación. La filosofía de la obligatoriedad de los “pasaportes COVI”, aunque de lejos, evoca el terrible aroma a la “Estrella de David”. Malos recuerdos de una Alemania Nazi que frente a la crisis económica y el entramado de súper intereses económicos, no les tembló el pulso en señalar a los “judíos” como los causantes de todos los males del Pueblo Alemán. Ojo con esos polvos porque pueden generar lodazales exterminadores. Un hecho: Millones de personas no se han contagiado con ninguna de las variedades del famoso COVID y no están vacunadas. Otro hecho: Personas debidamente vacunados contagian y son contagiadas. Más allá de la polémica entre “vacunas si o vacunas no”, la evidencia que se tiene es que las Vacunas NO INMUNIZAN totalmente. Nadie está inmune y por ello personas vacunadas vuelven a estar hospitalizadas y pueden ser fuente de nuevos contagios. Sería más que oportuno que los datos que se aportan en los medios de comunicación fuesen más explícitos, desglosando los fríos números en las distintas características de los diversos grupos de personas que desgraciadamente a pesar de las vacunas se contagian y mueren. Ya no es posible transferir la “culpa” de las sucesivas olas pandémicas a quienes no están vacunados. Porque, según parece, (tiene tela que se diga a estas alturas) la eficacia de las vacunas es de meses, porque: o el virus muta, o son varios virus, que a su vez también mutan, o ¡vaya Vd. a saber!  Antes de sacarse el pasaporte es muy importante saber a dónde se desea viajar. Rafael Fenoy

 

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