Más que la noticia de la semana, se trata del culebrón del que ya se llevan visionados cantidad de capítulos. Un serial al que todavía no se le vislumbra el final, en torno al cual lo único seguro es que no será del tipo de “ y fueron felices y comieron perdices”, aunque tampoco va a terminar como el llamado “rosario de la aurora”, entre otras cosas porque ambas partes o la dos, mejor dicho las tres, están condenadas a entenderse por mucho hormigón que haya de por medio, concretamente 70 bloques lanzados a las aguas de la Bahía de Algeciras ( que no a la “bahía de Gibraltar” como señalaba metiendo la pata “El País “ en un editorial), y que se han convertido por obra y más que por la gracia por la chulería provocadora del ministro principal de la Roca, Fabían Picardo en el nudo gordiano o madre del cordero en cuanto al alivio que no la solución de un conflicto, cuya actual efervescencia lo que ha conseguido de entrada es que la actualidad mediática le dé un respiro a en su particular calvario del caso Bárcenas. Contencioso en torno a la Roca que es un auténtico diálogo de besugos en lo que se refiere a las declaraciones de Londres y Madrid con relación a las posturas de la parte contraria. La última: “Rajoy impondrá medidas al Peñón hasta que Cameron dialogue. El presidente acusa a Londres de incumplir la promesa de diálogo y pide una mesa con Reino Unido, Gibraltar y Andalucía. A destacar negativamente que ni en un tema de política exterior se ponen de acuerdo los dos grandes partidos: “El PSOE reitera su apoyo por Gibraltar… y el presidente no le cree”. Un estado de cosas en torno a la cual, mientras el ministro de Defensa, Morenes pide “sensatez” sobre Gibraltar para no empeorar el conflicto, Margallo anuncia ayudas a los pescadores que Gibraltar impide faenar y sopesa llevar el contencioso de Gibraltar a los foros internacionales, la Asociación Sociocultural de Trabajadores Españoles en Gibraltar (Astecg) no está por la labor de apoyar la medida anunciada por el gobierno de España de cobrar una tasa, de 50 euros, a los visitantes a la colonia, de forma que considera que aunque esta medida no afectará a los empleados en el Peñón, advierte de que “esto puede ser más grave que lo ocurrido en el año 69 con el cierre de la verja” y puede ser una “ruina” para La Línea.