La decisión del Secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de incluir en la lista electoral de Madrid a la hasta ahora diputada de UPyD, Irene Lozano, ha causado una lógica tormenta interna en el partido socialista. Y es que en su día Irene Lozano dijo “Tengo la sensación de que el PP considera que Madrid es su cortijo y que el PSOE considera que Andalucía también es su cortijo”. Este viernes pasado el representante del PSOE-A, Juan Cornejo, se ausentó del comité federal para la votación de las listas electorales porque los socialistas madrileños incluían a Irene Lozano. Cornejo señaló que “el PSOE-A no va a votar contra la lista que encabeza el secretario general pero tampoco a avalar a una señora que ha insultado a miles de socialistas”. Y es que la exdiputada de UPyD ha dejado frases y consideraciones que no se han olvidado en el socialismo andaluz liderado por Susana Díaz. “Yo creo que Andalucía está cerca de parecerse a aquello que se decía en México del PRI, la dictadura perfecta” dijo en declaraciones para “Hora 25” de la Cadena Ser, donde es tertuliana. “Lleva treinta y tantos años gobernando el mismo partido (…) Cuando uno está en el poder demasiado tiempo, se ha acomodado a unas prácticas muy semejantes de política corrupta”.Algunos de los pesos pesados del partido socialista no han desaprovechado la ocasión para criticar un fichaje que califican de arbitrario y estrambótico. Por supuesto, nadie pone en duda la necesidad de renovar las listas electorales de PSOE con vistas al 20 de diciembre después de los malos resultados electorales del PSOE en los últimos años. Pero la inclusión de Lozano como número cuatro de la lista por Madrid (al igual que la comandante Zaida Cantera como número seis) plantea como mínimo algunos problemas en el fondo y en la forma. Pero todo esto es normal en los partidos de siempre, los aparatos se imponen a las bases que no cuentan para nada a la hora de decidir cómo se debe realizar la regeneración de los partidos. Regeneración que están exigiendo los ciudadanos con su voto.Pedro Sánchez fundamentaba la incorporación de Irene Lozano en el partido con el impulso de regeneración del PSOE, autentica obsesión de esta diputada. Pero no creo que esta elección haya sido por el impulso regenerador de Irene Lozano, porque era un autentico azote de los socialistas a los que equiparaba sistemáticamente con el PP en el nivel de corrupción. Creo que decisiones de este calibre deben consensuarse, y no imponerse, para evitar los problemas de unidad a dos meses de unas elecciones en las que los socialistas se juegan su supervivencia como partido de gobierno. Porque el poder desgasta, pero la oposición mucho más. Y estas actuaciones dejan un ancho campo electoral a un nuevo competidor del PSOE por la izquierda como es Podemos. Sánchez no puede prometer a la militancia socialista “abrir el partido e incorporar independientes”, sin decirles que se hará a costa de la democracia interna.El domingo se aprobaron definitivamente las listas electorales socialistas casi por unanimidad, pero con las mandíbulas apretadas de muchos militantes, tanto de los generales como de los soldados. Y este malestar se mantiene en amplias capas de la organización. La presidenta andaluza, Susana Díaz, llegó una hora y cuarenta minutos tarde, votó a favor de todas las candidaturas, y se fue sin hablar. En el PSOE se da por seguro que una desautorización de Díaz hubiera sido el inicio de una guerra sin cuartel interna. La realidad es que los pesos pesados del PSOE no apostaban por Pedro Sánchez cuando fue elegido por las bases, y no han dejado de condenarlo por posibles pactos con Podemos. Hoy es el candidato más probable a presidir el Gobierno con medio partido desconfiando de él, pero si fracasa el 20-D no va a haber mesas en Madrid para tantas cenas conspirativas.