IAM/RFR El 30 de enero de 1948 fue asesinado Mahatma Gandhi. Mente preclara y espíritu indómito que no pudo nunca tragar la injusticia y que se rebeló, como pocos, contra ella a lo largo de su vida.
El 30 de enero de 1964, un inspector de Educación, Lorenzo Vidal, puso en marcha la iniciativa de convertir esa trágica fecha en un día en el que todas las personas, que conviven a diario en los centros educativos, pudieran rememorar el espíritu activo por la paz. Una paz que sólo es posible en ausencia de violencia y, consecuentemente, sólo es posible cuando se vive en justicia. Cualquier injusticia conlleva violencia y no es posible vivir la Paz en entornos violentos. Conseguir movilizar, a personas en todo el mundo ese día 30 de enero, ha sido una maravillosa idea a la que se han ido sumando decenas de miles de docentes y millones de alumnos y alumnas. Tan es así que ya en 1976 el Ministerio de Educación dio orden para que se celebrara el día escolar por la No Violencia y la Paz (DENIP) en todos los centros escolares. Y en 1993 la Unesco lo reconociera como una propuesta mundial surgida de una iniciativa no gubernamental, independiente, y voluntaria de Educación No-violenta y Pacificadora. Y precisamente en los entornos escolares miles de docentes interinos viven la injusticia de ser despedidos al finalizar este curso. Alguien dirá que puestos a comparar podría ser esta una injusticia “menor”. A lo que se responde que nunca las injusticias son “menores”, ya que si se acepta lo poco ¿por qué no lo mucho? Toda injusticia debe tener respuesta, ya que también nos une el sentido de la dignidad de cada persona. Cuando la persona recibe un trato indigno, injusto, siempre se ejerce sobre ella una violencia. Gandhi comprendió, siendo joven abogado en Sudáfrica, que no es posible superar la injusticia y la violencia cooperando con ella. Por ello lejos de proclamar respuestas violentas tuvo la genial intuición de ofrecer modos de lucha no violentos para acabar con la injusticia y la violencia que conlleva. Negarse a cooperar ante actos injustos es la mejor herramienta para erradicar la injusticia y la violencia. Las huelgas él las llamaba días de ayuno y oración, días de no-cooperación.De esa violencia saben en carne propia millones de personas desempleadas, miles de desahuciadas o desatendidas sanitariamente, educativamente o por ser dependientes…También aquellas que serán aplastadas por la ley injusta que pretende quitarles el trabajo después de años de docencia interina. El día 30 de enero, dia escolar por la No Violencia y la Paz, sería un buen día para dar respuestas a tanta violencia institucional.