No sé qué me da más miedo, los políticos forofos de la inacción, o aquellos que no creen en lo que hacen, los que, engalanados con la máscara sonriente de la hipocresía, salen a vender humo, a contar medias verdades, a ponerse medallas verdes para salir en la foto.
En esta ocasión toca vender sostenibilidad urbana, con motivo de la Semana Europea de la Movilidad, que se celebra del 16 al 22 de septiembre, bajo el lema “Mejores conexiones”. Efemérides que terminará con la celebración del Día sin coche, en la que sin duda veremos a nuestros políticos montados en una bicicleta, invitando a abandonar los coches, a salir a caminar. Ante los flashes dirán cosas tan bonitas y certeras, que nadie puede dejar de aplaudir, porque se llevan reivindicando hace muchos años, como que hay que hacerlo por la salud individual y por la del planeta. Pero luego se bajarán de la bici, con la que habrán recorrido doscientos metros por ser generoso, y se montarán en su coche, disculpándose porque la agenda es demasiado apretada y no pueden perder un minuto en la defensa del bien común, de su pueblo, da la ciudadanía. Y viéndolos alejarse en la lontananza, nos dará ganas de aplaudirlos y nos sorprenderemos limpiándonos una emocionada lagrimita.
Un paseo por los medios de comunicación, nos basta para ver que todos los municipios se están volcando en la campaña. Dependiendo de la cantidad de fondos europeos recibidos, serán más o menos actividades. Nada que objetar. Todo lo que sea concienciar a la ciudadanía es maravilloso: días de las bicicletas (que se celebran desde hace más de 30 años), las charlas sobre seguridad vial, los talleres de arreglo de bicis, los itinerarios en bicicleta por la ciudad.
Actividades aderezadas, para presumir en cantidad más que en calidad, con las mismas actividades que hicieron para celebrar el día del turismo, o el día del tomate, o las fiestas populares: concursos de dibujo, senderismo por los mismos sitios para hacer fotografías, o el yoga en la playa. A las que le añaden demostraciones de vehículos eléctricos, que contaminan menos, pero que al fin y al cabo son los coches que deberíamos desterrar de las ciudades, o los food trucks (restaurantes en furgonetas) que por lo que se ve, como están tan solicitados y no han podido venir para otras efemérides aprovechan esta. También hay multinacionales que te venden bicis de chichinabo, que se rompen con cuatro pedaladas, imposibles de arreglar, a no ser que sean con sus propias piezas y en sus establecimientos, o viajes turísticos en autobús urbano, ese día gratuito por supuesto. No me extrañaría que en la zona de animación infantil divirtiesen a los niños con la canción “En el auto de papá” que todos cantábamos con Milikii y que las nuevas generaciones conocen por los Cantajuegos.
Unas jornadas divertidas, entretenidas, agradables, para justificar los fondos europeos, pero que se quedan en nada, cuando al día siguiente continúan con sus proyectos de asfaltado de solares para crear más aparcamientos para los coches, la construcción de un tercer carril en la autovía, o el asfaltado de carriles bicis intransitables, desconectados entre ellos y que en vez de quitar espacio a los coches en las ciudades, se las han quitado a los peatones porque muchos de ellos utilizan paseos y aceras por donde a veces te juegas la vida al salir a caminar. La nula apuesta por el transporte público e inclusivo, como nos venden algunos en sus titulares, la inacción ante las peloteras que se forman delante de todos los colegios porque hay llevar a los niños hasta la misma puerta en coche, la falta de aparcamientos para bicicletas y otros vehículos sostenibles, o la poca valentía para no peatonalizar las calles y devolvérselas a los ciudadanos con jardines y parques.
Paralelo a estas actividades oficiales, se ha realizado de nuevo una Bicifestación por Almería, organizada por la Mesa del Clima. Actividad que se lleva organizando por diferentes colectivos de forma constante, al menos desde hace una década, para reivindicar cada año lo mismo, para presentar propuestas que ponen encima de la mesa de los municipios y que se desoyen una y otra vez. Ahora parece que son más receptivos porque Europa ya les aprieta, porque los fondos llegan concretos para eso, porque ahora la ciudadanía lo exige. Es curioso, porque en el programa oficial de actividades de Almería capital, aparece la I Marcha Ciclista Sostenible, algo muy parecido a ese paseo reivindicativo de la ciudadanía, pero que hacen suyo. Al menos saben copiar, algo importante cuando tu valentía e imaginación es nula.