El pánico al déficit. Por: Ángel Luis Jiménez

IAM/REDACCION

La lógica de los acérrimos partidarios de la reducción del déficit es hacer que este tema aparezca siempre como el más importante del país en vez del empleo. Les encanta vivir en un ambiente de crisis fiscal para usar ese pánico al déficit como excusa para desmantelar los programas sociales, su objetivo real.

 

Paul Krugman, el premio nobel de 2008, decía en un artículo el pasado domingo en El País que es difícil encender el televisor, escuchar la radio o leer el periódico sin encontrarnos con alguien que declara, con aires de gran seriedad, que el gasto excesivo y el consiguiente déficit presupuestario es el mayor problema de la economía mundial. Estas declaraciones, comentaba Krugman, raras veces se acompañan con razonamientos que las puedan hacer creíbles. Y es que la lógica de los  acérrimos partidarios de la reducción de déficit, sean de nuestro país o de cualquier otro de la UE, es hacer que este tema aparezca siempre como el más importante en vez del empleo. Les encanta vivir en un ambiente de crisis fiscal para usar el pánico al déficit como excusa para desmantelar los programas sociales que son su objetivo real. Pero el colmo está en lo dicho por el ministro de Finanzas de Japón que urge a los viejos a morirse pronto para no generar más déficit al Estado con sus gastos médicos. Qué barbaridad, a donde vamos a llegar con el jodido déficit. Y lo más grave es que lo dicho sobre el déficit no es así, es otra mentira o engaño de los que nos gobiernan. El déficit se debe fundamentalmente al enfriamiento de la economía y paradójicamente debemos tener más déficit para que en una economía tan deprimida como la nuestra pueda aumentar la demanda, el consumo y el empleo.El economista J.M. Keynes afirmaba hace 75 años, que “el auge económico, y no la crisis, es el momento adecuado para la austeridad. Aun cuando se tenga un problema de déficit a largo plazo, recortar drásticamente el gasto mientras la economía está profundamente deprimida es una estrategia contraproducente porque no hace más que agravar la depresión”. Ahora, también lo dicen los economistas que saben del tema y el FMI. El déficit se reducirá a medida que se recupere la economía: los ingresos aumentarán mientras que algunas categorías del gasto, como las prestaciones del desempleo, descenderán. Así que está claro para todos, menos para el Gobierno de Rajoy. El déficit presupuestario no es el mayor ni el primer problema que tenemos que resolver en nuestro país. Además es un problema que ya tenemos encauzado y con fecha de resolución, y no merece ocupar ese lugar prioritario en el programa político y presupuestario del Gobierno. No vaya a ocurrir que realicemos recortes graduales de prestaciones futuras, como los de las pensiones, y después nos demos cuenta que no deberían haberse realizado.No sería mejor, que los problemas futuros los solucionaran los políticos del futuro y nos centraremos en resolver los problemas actuales. El futuro es un plazo muy lejano, y hoy el esfuerzo habría que hacerlo en resolver la depresión de nuestra economía y hacerla crecer. Y el gran acuerdo sería para reducir el paro que está afectando  gravemente a seis millones de personas y al 50% de nuestra juventud, sin que el Gobierno reaccione, ni tenga plan de choque alguno para resolverlo.

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