El debate:como lo vi lo cuento.Por Unodaqui

Se volcaron en su puesta a punto: más de 500 personas trabajando incluidos un equipo de “sabios” asesorando a cada candidato, para un resultado tan pobre en cuanto a sus resultado, de ser “decisivo”ya que fue un más de lo mismo y me atrevo a decir que la inmensa mayoría de los indecisos que se sentaron ante la pequeña pantalla, se quedaron igual o más indesisos todavía. Lo mejor del debate que llega para quedarse.

Con relación a quién ganó se ha dado la rara unanimidad (incluidos los medios informativos más afines a la derecha) en que Iglesias ganó de largo, se hizo el amo del cotarro y su minuto final fue demoledor. Pedro Sánchez al que le faltó garra y fue muy repetitivo convenció  poco por no decir nada. Rivera nado entre vos aguas sin llegar a la orilla y si algo dejó claro es que si llega la hora de pactar habrá boda entre Ciudadano y el PP. En cuanto a la vicepresidenta,Soraya las pasó canuta ante el fuego graneado del resto, lo intentó todo, pero estuvo por debajo de lo que se esperaba de su experiencia y capacidad de respuesta habitual. Unanimidad asimismo en cuanto al gran perdedor que fue el rajado de Rajoy al que le mandaron a Doñana varios  recaditos.

El minuto de oro del debate fue el “sonrisas y lágrimas de Pablo Iglesias: “Solo quiero pedirles dos cosas: la primera que no olviden tarjetas black, no olviden los desahucios, no olviden Púnica, no olviden “Luís se fuerte”, no olviden los ERES de Andalucía, no olviden las preferentes, no olviden las colas de la sanidad, no olviden los recortes en educación, no olviden  el 135, no olviden la reforma laboral. La segunda cosa que les voy a pedir es que sonrían a las plazas, que sonrían a los vecinos que paraban los desahucios, que sonrían a Ada Colau,, que sonrían a los autónomos y a los pequeños empresarios, que sonrían a los que se levantan a las seis de la mañana para trabajar y a los que se levantan a lasa seis de la mañana y no tienen donde ir a trabajar, que sonrían a las madres con jornbadas de 15 horas, que sonrían a los abuelos que se parten la espalda para estirar su pensión. Sonrían, sonreían que si se puede”.

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