IAM/ALJ Todos los partidos están observando las encuestas con lupa para saber cuál es el mejor momento electoral o la fecha que más conviene a sus intereses. Pero no se dan cuenta que el botón rojo electoral lo tiene solo Pedro Sánchez.
Sabemos que gobernar es sufrir. El PP, aconsejado por Aznar, ya le ha marcado la línea roja a Sánchez con el techo de gasto y no le va a dar respiro en las políticas en las que no pueda contar con la ayuda de sus socios de gobierno.
Sánchez lo ha dicho muy claro: “No habrá elecciones este año y lucharemos por llegar a 2020”, pese al ultimátum de Quim Torra, que ha dado un mes para negociar un referéndum antes de retirarle cualquier apoyo parlamentario. Pero, ni el órdago de Torra ni un hipotético adelanto de las andaluzas por parte de Susana Díaz cambiarán los planes del presidente del Gobierno.
Los últimos acontecimientos, que han desatado las especulaciones sobre el fin de la legislatura y reclaman tanto el PP como Ciudadanos, han llevado al Gobierno a afirmar que seguirá hasta 2020, incluso si no es capaz de sacar adelante unos nuevos presupuestos y tiene que prorrogar las cuentas heredadas del Partido Popular.
El Ejecutivo de Sánchez da por hecho que Torra fue por libre en su ultimátum y que no es determinante, porque hay una parte del independentismo reconducible hacia posiciones intermedias que les permitan seguir sentados en la negociación y ganar tiempo. Hasta Gabriel Rufián llegó a recordar a Torra que la posición de ERC en Madrid la fijan sus diputados.
Ahora el mensaje del Gobierno, después de la publicación en La Vanguardia de la posible coincidencia de las generales con las andaluzas, es rotundo: “Tenemos mucho proyecto delante. Con o sin Presupuestos vamos intentar promover iniciativas políticas que cuenten con la mayoría de la Cámara”, señaló a primera hora del jueves la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Mientras tanto, uno de los escenarios por los que abogaban dirigentes del PSOE, si fallaban los presupuestos, era la celebración de las generales en febrero o marzo, aunque también hay reticencias hacia esa fecha porque supondría llegar a las autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo en plena negociación para formar Gobierno, con las interferencias que supondría en la campaña electoral y los posibles pactos municipales y autonómicos.
También ha estado sobre la mesa de Ferraz, la opción de celebrar un “súper domingo electoral” haciendo coincidir las generales con el resto de los comicios, pero ha sido rechazado por la mayoría de barones socialistas que quieren evitar entremezclar los temas y sobre todo que Catalunya monopolice el debate del proceso electoral general.
El cambio de posición con respecto a la aprobación de las cuentas deja más abierto todavía el abanico de posibilidades. El otoño de 2019 es otra de las fechas por la que apuestan algunos dirigentes. Creen que Sánchez se mantendría fuerte pese al desgaste del Gobierno gracias a una victoria en las municipales y autonómicas, que dan por hecho ante la competencia entre PP y Ciudadanos.
El Gobierno ha anunciado su intención de celebrar una reunión del Consejo de Ministros en Sevilla el próximo 26 de octubre. El Ejecutivo llevaba varias semanas buscando una fecha después del anuncio de Sánchez de celebrar dos reuniones de su gabinete fuera de Madrid antes de que termine el año (una en Andalucía y otra en Barcelona). Y así dejar vía libre a Susana Díaz para convocar las autonómicas.
Pero, lo que rechazan con rotundidad fuentes socialistas es que haya una convocatoria de generales antes de que termine 2018 y explican que la potestad es exclusiva de Pedro Sánchez, que aún no ha tomado una decisión más allá de intentar aguantar hasta el final. Así que el botón electoral no lo tiene ni PP, ni Ciudadanos, ni Podemos lo tiene el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. ¿Vale?