En estos días, sin embargo, el presidente de la APBA, Don Gerardo Landaluce, ha confirmado públicamente que en el año próximo el puerto continuará con la tramitación del Plan Director para trazar el crecimiento de sus instalaciones para la próxima década.
Lo ha hecho durante la presentación del balance de actividades del Puerto en el año que termina. Como es costumbre, los resultados anunciados mejoran los éxitos obtenidos en años anteriores: más millones de contenedores, más millones de toneladas, más millones de pasajeros, más líderes que nunca. Y ello pese a los agravios y desdenes que recibe del propio Ministerio de Fomento y del Ente Público Puertos del Estado (presidido, por cierto, por un exconcejal del Ayuntamiento de Algeciras) cuando una vez al año, por no molestar reclama actuaciones en la línea de Bobadilla a Algeciras.
En la presentación, el señor Landaluce (D. Gerardo) ha asumido como propia la propuesta de reducción de costes exigida por Maersk, trasladando a los estibadores y empresas portuarias la responsabilidad de asegurar la estabilidad del Puerto a su costa. Centrado en los aspectos económicos de su gestión, ha ignorado, en cambio, los daños irreparables provocados a la playa del Rinconcillo por los rellenos desmesurados realizados en las dos décadas pasadas (daños que dicho sea entre paréntesis – ahora se propone corregir el señor Landaluce (D. José Ignacio) rellenando – ¿cómo si no? – los fondos de la bahía con rocas, naturales o artificiales [ ] para reducir en un 80% las pérdidas de arena).
Sí ha destacado Don Gerardo Landaluce como prueba, tal vez, de su preocupación por la conservación del medio ambiente – que el Puerto de Algeciras ha expedido 480 trenes [ ] que han evitado el desplazamiento por carretera de 7.000 camiones, entre Madrid y Algeciras. No ha dicho, sin embargo, que esos 7.000 camiones son apenas el 0,01 por ciento de los camiones que sí han salido de (o llegado a) las instalaciones del puerto de Algeciras por carretera, con destino a (o desde) Madrid o cualesquiera otros lugares de España o Europa, transportando contenedores o carga rodada; tampoco ha dicho que los más de 560.000 camiones que sí se han desplazado por carretera han vertido a la atmósfera no menos de 367.000 toneladas de dióxido de carbono (uno de los gases de efecto invernadero, causa del calentamiento global), prácticamente la misma cantidad vertida como resultado de todas las actividades llevadas a cabo en el puerto de Algeciras en 2018.
En la situación de emergencia climática en que nos encontramos, no ya el crecimiento sino el mantenimiento de la actividad actual del puerto es medioambientalmente insostenible; en tiempos de lucha obligada contra el cambio climático, es de irresponsables continuar con la tramitación de un Plan Director que propone invertir 297 millones de euros de dinero público para continuar agrediendo nuestro entorno natural con más rellenos, en lugar de destinarlos a dotar al puerto de la infraestructura ferroviaria que precise para crecer de manera sostenible, evitando los desplazamientos por carretera de los cientos de miles de camiones que ahora lo hacen.