Con la traición no se defiende a España. Por José Hidalgo de Castro

Con la traición, no se defiende a España; así se mata la democracia.

No sólo estamos hasta la coronilla de discusiones vacías de discusiones interesadas, de discusiones para las que no se les paga; esto es una sinvergonzonería, esto es la podredumbre de la política.
Esto ocurre simple y llanamente, porque han perdido el norte de la honradez, han perdido el sentido de la dignidad, propio de aquellos que van a la política (y otros que fueron) a servirse, cuando el interés por trabajar por la ciudadanía, por la sociedad con la que siempre se tiene una deuda, es de servicio y no de
aprovechamiento.

Pero a tal degradación ha llegado, y hay que hablarlo claro, del Partido Popular y, la verdad que lo siento, pero lo indigno de la traición lo están proponiendo ellos. No todo el PP. porque la militancia en su totalidad no puede apoyar la corrupción, y no de aquella que mete la mano, que parce que el temporal que lo azotó ha pasado, la corrupción moral al que han llegado donde hasta la traición tiene cabida con tal de conseguir el poder (y hablan de la ambición de Sánchez).

Me parece insólito que, quien pretende alcanzar la confianza para ser investido presidente del Gobierno, se presente como un corredor de apuestas barriobajero, vendiendo cartas marcadas. Al Capone, un aficionado.

El señor Feijoó no puede postularse para un cargo como al que aspira, de ninguna de las maneras esos comportamientos antidemocráticos pueden ser aceptados.

Pero la paradoja es que esas conductas antidemocráticas, se quieren revestir con mensajes, precisamente, de defensa a la democracia que, hoy se queman en sus bocas. Mensajes y hechos que, nadie ha cometido, ni nadie ha expuesto, solo existen en sus imaginaciones. Si esas predicciones apocalípticas se dieran ¿para qué está, por ejemplo, el Tribunal Constitucional? ¿A esto es lo que están contribuyendo González y Guerra? ¿para esto se están desprestigiando? No nos debe de resultar raro cuando son los primeros que están contribuyendo a una traición, aunque se escondan detrás de la manida frase de que “son fieles a su conciencia”.

No encuentro explicación como esta hemorragia de insensatez se ha podido extender de forma tan generaliza y en todos los sectores de la sociedad que, cuesta trabajo encontrar a alguien con cordura y diga con el convencimiento de la verdad, que, esto no es forma, que no son formas, que así no se puede
dirigir un país. O quizás, pudiera ser que no tengan, los que a la traición recurren, proyecto de país.

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