Quiero expresar en nombre de mi familia y en el mío propio mi gratitud sincera por todas las muestras de cariño, solidaridad y afecto recibidas tras la triste pérdida por el fallecimiento de mi hermano Manolo, especialmente a sus amigos y compañeros del cuerpo de bomberos, muchos de ellos veteranos, al párroco Juan José y al grupo de la parroquia de San José Las Colinas y cómo no, al P. Jesús, director espiritual de mi hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y a toda la junta de gobierno por los rezos y las atenciones recibidas mientras mi hermano yacía en el lecho de la enfermedad y el desasosiego.
En estos momentos de dolor y tristeza quiero transmitir a mi familia el verdadero sentir del valor de la fe en Cristo, Jesús. Nosotros como creyentes nos vemos reconfortados con el amor al Padre y nos adherimos en el afecto y la fortaleza en el espíritu en los brazos de María, su Madre.
Gracias a todos, de corazón por hacernos vivir bajo el manto de la esperanza, siempre eterna en Jesús Resucitado, aunque pasemos como personas humanas en estos momentos, la amargura y el desconsuelo de la pérdida irreparable de nuestro hermano Manolo.