Aunque eso seguro que lo sabe cualquier persona, ya que la ITV es muy conocida popularmente. Un parque móvil de vehículos tan enorme se revisa casi anualmente al detalle. Saben las administraciones públicas que la ciudadanía, con sus vehículos para uso personal, profesional o empresarial precisa de ir, en la mayoría de los casos, una vez al año a la ITV. Sabe que cientos de miles de personas pasaran por sus instalaciones y la pregunta que debería hacerse quien organiza este servicio de pago obligatorio es ¿Las instalaciones de la ITV están preparadas para atender dignamente a la ciudadanía que a ella acude? ¿El mecanismo de citas previas tiene en consideración el valioso tiempo que la ciudadanía debe dedicar obligatoriamente a este asunto?
Ha sido un acierto establecer citas previas para evitar larguísimas esperas que eran muy frecuentes en anteriores momentos cuando se inició el funcionamiento de las inspecciones técnicas de vehículos. Que podría mejorarse al ofrecer en el documento de la ITV la cita para la siguiente inspección, con lo que la persona sólo tendría que cambiarla si no le viniera bien la propuesta. Un ahorro de gestión mirando por los usuarios de este servicio obligatorio. Las citas previas permiten establecer un cupo óptimo de atención a las personas y sus vehículos. No obstante es frecuente que se produzcan demoras de más de una hora en la atención, a pesar de haber concertado cita previa. Y esto se debe muy probablemente a que el parque de vehículos a atender por la única ITV que funciona en el Campo de Gibraltar sea muy grande. La posibilidad de aumentar el número de instalaciones de ITV solucionaría este asunto. Gran cantidad de personas deben desplazarse desde municipios muy poblados hasta Algeciras. La puesta en funcionamiento de ITV tanto en La línea, como en San Roque o incluso Tarifa, permitiría aumentar la calidad de la atención que la ciudadanía recibe, por acercar el servicio que es obligatorio y ajustarse en mayor medida los tiempos a las citas previas concertadas.
Otro aspecto importante es la obligatoriedad, totalmente anticonstitucional, de pagar mediante tarjeta bancaria. Hasta hace muy poco el personal de la ITV cobraba en metálico por ventanilla. La drástica e ilegal obligación de pagar tasas impuestos mediante tarjeta bancaria, obliga a todas las personas a abrir cuentas bancarias en empresas privadas que sin duda hacen un lucrativo negocio con ello. El exigir a la ciudadanía, para cumplir obligaciones legales, a que tenga cuenta bancaria es anticonstitucional y llama la atención como a fuerza de establecer requerimientos ilegales se fuerza a tener que establecer un contrato privado con un banco. Este fenómeno muestra una vertiente sin duda fascista de toda una filosofía política que contempla a las personas como servidores del Estado, en lugar de estar los aparatos de éste al servicio de la ciudadanía. Se ha invertido totalmente la filosofía constitucional que dignifica la figura del ciudadano o ciudadana, para convertirlo, primero en administrado o administrada, y desde hace unas décadas en la servidumbre de las administraciones y empresas públicas.
Relacionado con esta visión tan nefasta de las personas, a ningún político le ha llamado la atención como se producen las largas esperas de las personas que tienen obligatoriamente que pasar la ITV del vehículo. En todo el recinto, tanto en las explanadas, donde estacionan los vehículos, como en la oficina donde se paga la ITV (con tarjeta y de forma automática), sólo hay operativos 4 asientos. Un día x es posible observar al menos 50 vehículos que suponen no menos de 50 personas. Y todas ellas, salvo 4, si es que dejan estar en el interior de la oficina, debe estar de pie, a la intemperie, ya que dentro de la mayoría de los vehículos no es posible ver la pantalla donde se anuncian las matriculas de vehículos y el número de la línea por donde debe realizar la ITV. Para acotar la explanada se utilizan quitamiedos y en ellos y en los escasos lugares y momentos del día donde hay algo de sombra, se cobijan y se sientan las personas esperantes, observando la pantalla, expectantes para ver como la matrícula de su vehículo sale en ella. Cuando llueve el tema se complica y hay que tener habilidad para estacionar el vehículo de forma que sea posible observar la pantalla.
No es un asunto menor ni baladí el indigno trato que se le dispensa a quienes, obligados por ley deben cumplir con ella. ¿Parecería normal que al presidente de la Junta de Andalucía, cuando pasa la ITV de su vehículo particular, se le haga estar de pie a pleno sol, o sentando en un quitamiendo? ¿El director general de Verificaciones Industriales de Andalucía S.A, empresa pública dependiente de la Junta de Andalucía, trataría de esta forma a Felipe VI? Y que cualquier persona española, o no, ¿tiene menos dignidad que cualquiera de ellos? Si quienes organizan la atención a la ciudadanía, de cualquier servicio público, pensaran por un instante que la persona a atender serían estas autoridades, sin duda que el trato previsto sería muy superior en calidad al que la ciudadanía viene recibiendo, no sólo en las ITV, sino en un sinfín de administraciones públicas. Respeto y dignidad, como dice la canción. Veo como me tratas y sabré como me valoras