IAM/RFR Una familia de un centro educativo de una localidad andaluza recibe una carta del centro donde está escolarizado su hijo en la que le informan de que “va a realizar una actividad complementaria… que es eminentemente formativa y está recogida en el Plan anual de Centro aprobado por el Consejo Escolar. (Foto estudiantes).
Lugar Corte Inglés Mijas. Dia 8 de noviembre. Precio Gratis. Los alumnos de 1º de primaria visitarán el Corte Inglés en horario de 10 a 12 de la mañana para participar en una serie de actividades que han organizado para nuestro alumnado: desayuno en la cafetería, taller de escritura y visita a diferentes departamentos: electrónica, juguetería etc… Ese día no hace falta que traigan su desayuno habitual ya que desayunaran, gratis, en la cafetería de El Corte Inglés. Irán andando acompañados de sus respectivos tutores.” La respuesta de una familia es la siguiente: “No me parece una excursión adecuada para niños de 6 años, a dos meses de navidad. No me parece nada educativa, ni divertida. Cualquier familia que resida en Fuengirola conoce el Corte Inglés y no creo que sus instalaciones sean un museo para ir de excursión. Y por último más importante, muy recalcado, me parece puro consumismo y marketing, cosa de la que me niego totalmente a hacer partícipe a mi hijo de 6 años habiendo muchos sitios bonitos por visitar. Procuro inculcarle valores en la vida y enseñarle un mundo distinto y bonito. Mi hijo ¡no es publicidad!”La respuesta de la familia por sí sola debería hacer reconsiderar al centro la conveniencia de llevar a cabo esa actividad que de hecho no es complementaria porque no desarrolla las enseñanzas previstas en los programas y no es el centro educativo quien planifica ni ejecuta. Es el Corte Ingles con un interés lucrativo, quien dirige “una serie de actividades que han organizado para nuestro alumnado”. No hay que ser un lince para caer en la cuenta del “interés” del Corte Inglés en gastarse dineros en dar un desayuno “gratis” a todo los participantes, y dedicar el tiempo de su personal en un “taller de escritura” (¿carta a los reyes magos?) realizando con niños y niñas “visita a diferentes departamentos: electrónica, juguetería etc..” . Un mundo tentador de tablets, video juegos, pantallas TV inmensas, donde se ven mejor los “dibus”, además de toda la juguetería desplegada en sus secciones, y eso que el “etc…” no acaba de comprenderse, teniendo en consideración la duración (2 horas) de la visita. La inducción al consumo a las tiernas mentes infantiles es delito.