Activación de la Economía.Por Rafael Fenoy

 El gobierno insiste en que últimamente los indicadores de una mejoría de la economía son evidentes.  Sin embargo no es cuestión de opinar, analizar cifras  o extraer conclusiones anunciando el fin de una larga crisis que se ha instalado en nuestra sociedad. Sin embargo al pasear por nuestras ciudades se percibe que el fin de la crisis, aún no ha llegado. Decenas, cientos de locales comerciales, pequeños talleres, oficinas, negocios en general han ido cerrando y siguen haciéndolo. Muchos locales, se venden, se traspasan, se alquilan, mientras  en sus escaparates, ventanas y puertas se acumula un polvo que predica de tiempo de inactividad  y que trasmite al observador un profundo desaliento.  Cuando se pasea por nuestras calles, saludamos a vecinas y vecinos que a su pesar no pueden darnos buenas noticias. Hace tiempo fueron despedidos o sus negocios, comercios o talleres  cerraron. Muchos cargados de deudas imposibles de pagar, ya casi ni recuerdan cuando se acabaron sus precarios ahorros y la búsqueda día a día  es infructuoso, cual trabajo maldito de Sísifo. Cada mañana subir la pesada piedra hacia la cumbre  al encuentro del deseado trabajo y al anochecer observar con desaliento que vuelve a encontrase a sus pies, esperando el despertar del nuevo día, sin sentido.Dura condena la que se ha impuesto a casi la mitad de la población activa en nuestra tierra, que debería rezumar “leche y miel”.

¿Qué territorio cuenta con un super-puerto de las dimensiones del nuestro?  ¿En qué otra  región  funcionan dos polos industriales tan potentes, el petroquímico y siderometalúrgico?  ¿Cómo es posible que a escasos kilómetros una roca desnuda, pueda enorgullecerse de tener no sólo pleno empleo, sino que además da trabajo a  miles de personas conciudadanas nuestras?Preguntas que deben ser respondidas para comprender  y transformar 

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