“No me gusta el humor que se hace a costa de tópicos”

 

El monologuista y actor Goyo Jiménez estuvo en Málaga hace unas semanas para hacer su espectáculo Aiguantulivinamérica. Fueron tres días en los que el público se puso en pie tras la actuación (de unas dos horas y media aproximadamente). No se trataba de un monólogo, sino de un espectáculo unipersonal, como él mismo lo denomina. La improvisación, la espontaneidad y su cercanía con el público fueron muy importantes para que Goyo saliera prácticamente a hombros de Málaga.

Escrito por Álvaro López: malagaalminuto.com

Pregunta. ¿Le importa que grabe la conversación?

Respuesta. No, luego lo pienso negar todo.

P. ¿Siempre quiso ser monologuista y actor?

R. No, la verdad es que nunca he querido ser actor, y nunca he planeado ser monologuista. La vida me ha ido llevando hacia eso, pero quería ser escritor. En realidad nunca he dejado de serlo. Siempre he escrito: relato, novela, teatro. Del teatro pasé al guión y del guión pasé a hacer espectáculos para mí mismo. El mercado es el que me ha obligado.

P. ¿Cómo fue su primer monólogo? No me refiero a una prueba delante de su familia, sino con público.

R. El primero por el que cobré… Era muy joven, tenía 14 o 15 años. Y el primer monólogo que tenía una estructura de espectáculo fue mejor de lo que esperaba. La gente salió muy contenta. Fue con 17 años. No me gusta llamarlo monólogo, sino espectáculo unipersonal, ya que en mi espectáculo entra todo. Yo utilizo todos los recursos que conozco, desde los de luz y sonido hasta los míos propios como la imitación y la expresión corporal. Es un ‘one person show’ como llaman los americanos, no es un ‘stand-up’, ya que no me estoy quieto en el taburete.

P. ¿Alguna vez se ha quedado en blanco durante una actuación o lo ha pasado mal durante la misma?

R. No, nunca lo he pasado mal. Y el día que lo pase mal lo dejo, lo tengo muy claro.

P. ¿Ha tenido un público tan difícil que no se riera de nada de lo que decía?

R. ¡Uy sí!, públicos difíciles he tenido muchos.

P. ¿Y qué se hace en esa situación?

R. Entregarte más y hacer todo lo posible porque se rían. Si al final no lo consigo pido disculpas porque, en todo caso, será culpa mía, que no he sido de darles lo bastante como para que se rieran. El público paga una entrada esperando reírse, y si no lo consigo debo asumir la responsabilidad. Cuando me sale bien me gusta recibir los elogios, pero cuando sale mal hay que saber escuchar las reclamaciones.

P. ¿Ve Internet como una buena forma, y gratuita, de publicitarse?

R. Yo Twitter lo utilizo para estar en contacto con la gente, hasta el extremo de que lo utilizo como lo que realmente es: un mini blog. Yo publico mis cosas y mis ocurrencias. El uso que le doy a publicidad es de un 2%, no más. Es una emisora de contenidos humorísticos. Facebook lo utilizo igual, como lugar de encuentro con otra gente. Mucha gente me dice que no sea tonto y lo utilice como medio de publicidad, pero no me gusta. El otro día un seguidor de Twitter decía: “Goyo Jiménez, hasta cuando hace publicidad, lo hace con gracia”. Me gustó, me sentí menos pudoroso.

P. Su monólogo de Los americanos, tiene cientos de miles de visitas en Youtube, ¿qué sintió al ver el boom que tenía su espectáculo?

R. La verdad es que me enteré tarde. Fui a hacer ese programa de Paramount Comedy porque Ángel Martín, quien se encargaba en ese momento de Nuevos Cómicos, me pidió que fuera junto a Agustín Jiménez porque le apetecía que estuviéramos en el programa. Yo nunca había estado en Paramount Comedy y luego me olvidé del asunto. Cuando me di cuenta habían colgado los vídeos en Internet y había pasado el millón de visitas. Lo han ido quitando y poniendo, pero he llegado a ver 3 millones de visitas en alguno. Lo bonito es que te escribe gente desde Argentina, Colombia, etc., a donde no he podido ir todavía.

P. ¿De qué temas nunca hablaría en un monólogo?

R. Hablaría de cualquier tema, siempre que me interese. Lo que no haría nunca es utilizar una referencia que entre en el terreno personal y que pueda hacer daño a alguien. No me gusta el humor que he hecho a costa de Falete o Carlos Sáinz. Lo entiendo en los políticos, porque han escogido esa carrera y deben llevarse leña. Ahí sí. Entiendo hasta el chiste sobre la propia persona, pero no en el otro terreno. No me gusta el humor que se hace a costa de tópicos de Maradona, por ejemplo. De todas formas es inevitable que, a veces, se escape alguno.

P. ¿Qué valoración hace de los días de espectáculo en Málaga?

R. En el terreno personal han sido maravillosos, porque he podido ver a amigos que tengo aquí y llevaba tiempo sin ver. En el profesional, llevo tres días saliendo del teatro con la gente en pie.

P. ¿Tiene algún ritual o manía antes de actuar?

R. Antes de salir me paro un poquito, sinceramente, a dar gracias a Dios o a quien sea que ha dispuesto las piezas para que todo salga así porque de verdad que me gusta mucho lo que hago. Cuando me dicen: “Tío, echas el resto todos los días” pienso: “Es que mi trabajo es tan bueno que como para no echarlo, joder”.

P. ¿Cómo es fuera de los escenarios? ¿Es de esos monologuistas que dicen que son serios y no tienen gracia en su día a día?

R. Soy un tipo muy serio y muy solitario. Me llevo muy bien conmigo mismo, me gusta leer, estoy constantemente viendo películas y reciclándome. Soy muy amigo de mis amigos y celoso de mi intimididad, que me pertenece a mí y a nadie más.

P. Ahora que dice lo de las películas. Tanto que habla siempre de los americanos, ¿cuál es su película favorita de Hollywood?

R. Siempre que me pregunta por mi película favorita digo 1200 ASA, pero claro, como ya no hacen las fotos con película no hace gracia este chiste. Tengo muchas películas favoritas. Si tuviera que escoger una comedia sería Ser o no ser de Lubitsch. Como película que cuente una historia maravillosa diría Muerte entre las flores, de los hermanos Cohen. Mi director favorito es Alfred Hitchcok, todas sus películas me parecen maravillosas. No puedo escoger solo una película. Mira, El maquinista de la general, de Buster Keaton, es una película perfecta.

P. Para terminar, una pregunta obligada. ¿De dónde viene el “No lo cuento, lo hago”?

R. Viene de cuando hacía cuentacuentos. Hay un momento en el que, de cara a hacer un show, hay que dejar de hablar para hacer. Se me ocurrió que hacer una reiteración de esto provoca en el público que sepa que va a hacer una escena. Pensé en hacer un eslogan que se repita, y lo bonito es que ahora cada vez que termino un monólogo termino diciendo: “No lo cuento”, y todo el público contesta: “Lo hago”. Este tipo de cosas se convierten en una seña de identidad. A mí lo que me hace gracia es que haya grupos que digan: “Arriba pequeño Timmy”, “Para los de la LOGSE” o “Wow, nena”. Se siente uno estrella del rock and roll con esto.

Fuente: Malagaalminuto.com

 

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