El filósofo algecireño Adolfo Sánchez Vázquez, discípulo de José Ortega y Gasset falleció el pasado viernes en México a los 95 años tranquilo y rodeado de su familia, ha confirmado a Efe su nieto, Juan Adolfo Moreno.
Fue una muerte por paro respiratorio a raíz de una neumonía, ha explicado el familiar, quien ha detallado que esta misma tarde el cadáver de Sánchez Vázquez (1915-2011) será velado en una funeraria de la capital mexicana.
Sánchez Vázquez fue una figura sobresaliente del exilio español en este país que dedicó buena parte de su vida al estudio de las ideologías, sobre todo del marxismo.
Sánchez Vázquez (Algeciras, 1915) fue profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la más importante institución de educación superior de este país, y distinguido con la Orden del Mérito Civil del gobierno español.
En su juventud estudió en la Universidad Central de Madrid y participó activamente en las Juventudes Comunistas, lo que le convirtió en una figura cercana a la República española.
La derrota en la Guerra Civil española (1936-1939) hizo que en el último año de aquel conflicto llegara a México junto a cientos de exiliados españoles. El país norteamericano se convertiría en su segunda casa para él y para más de 20.000 refugiados.
El también escritor y amante de la literatura gaditano obtuvo su doctorado en Filosofía en la UNAM, y a partir de entonces publicaría un serie de obras como Ética (1969) y Recuerdos y reflexiones del exilio (1997).
En 1997, durante una visita a España para presentar ese libro, dijo que los intelectuales españoles que permanecían en el extranjero sufrían olvido y la indiferencia de la sociedad de donde salieron, y lamentó el muy tardío encuentro de España con aquella corriente de su pensamiento.
Pensador del marxismo
Sobre el marxismo, que contribuyó a renovar a través de algunos de sus trabajos más reconocidos, como Del Socialismo Científico al Socialismo Utópico (1975), diría que es una doctrina viva, antidogmática, que trata de conjugar la crítica, proyecto de transformación del mundo y el conocimiento ajeno a la doctrina oficial dominante en la Unión Soviética.
Crítico con la ortodoxia estalinista, Sánchez Vázquez ayudó a considerar la renovación de esas ideas desde tesis humanistas y democráticas en obras como Las ideas estéticas de Marx (1965) y Estética y Marxismo (1970).
Otra de las cuestiones que abordó con asiduidad fue el arte, que consideraba una forma específica de la praxis o trabajo artístico en trabajos como Invitación a la estética (1992).
Fue presidente de la Asociación Filosófica de México (AFM) y uno de los más importantes representantes del exilio español en México, como se conoce a los más de 25.000 refugiados que llegaron a este país entre fines de los años treinta y la década siguiente.
Entre otras distinciones, recibió doctorados honoris causa por las universidades de Puebla, Nuevo León y Guadalajara, en México, así como por la Universidad de Cádiz, la Complutense de Madrid (2000) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Además, fue nombrado Hijo Adoptivo de la provincia de Málaga (2004) y se hizo acreedor a la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, al Premio UNAM en el área de investigación en humanidades, el Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía en México y el María Zambrano que le otorgó la Junta de su natal Andalucía.