La protagonista de esta película, Fausta, tiene la teta asustada, una enfermedad que se trasmite por la leche materna de las mujeres que fueron violadas o maltratadas durante la guerra al terrorismo en el Perú. La guerra acabó, pero Fausta vive para recordarla porque la enfermedad del miedo le ha robado el alma. La súbita muerte de su madre le obligará a enfrentarse a sus miedos y al secreto que oculta en su interior. Además de hablar de la guerra, esta película intenta explorar la idea de la recuperación de la autoestima como parte básica del proceso de curación.Pero el camino a seguir no es fácil y muchas veces se convierte en un laberinto que nos hace repetir el mismo trazo, las mismas pautas para llevarnos constantemente a cometer los mismos errores, imposibilitando la reconciliación con nosotros mismos. El proceso de Fausta en la película se podría extrapolar al que vive Perú después de una época oscura y difícil donde por décadas reinó el miedo, la violencia y la ignorancia.