En un acto organizado por el Club de Letras de la Universidad de Cádiz con la colaboración de la Fundación Dos Orillas de la Diputación Provincial de Cádiz.José Antonio Hernández Guerrero, catedrático de Literatura Comparada y director del Club de Letras de la Universidad de Cádiz, se adentra en esta nuevo publicación del catedrático gaditano que bien puede ser definido como un manual de comunicación médica y sanitaria en el que el autor defiende la necesidad del personal sanitario de usar una serie de pautas comunicativas con el paciente que ayuden a aliviar la angustia que conlleva toda enfermedad.El libro está escrito desde un punto de vista humanista, en la que el autor insiste en que si bien las palabras no hacen milagros, sí intervienen en el proceso de curación. José Antonio Hernández Guerrero ha insistido hoy en el Edificio Kursaal de Algeciras en la idea que los médicos y enfermeros son además mediadores, intermediarios comunicadores con los pacientes. Por ello, este catedrático propone que el personal sanitario no se comporte como una fría máquina cuya única obligación es diagnosticar un mal y curarlo. También es un comunicador, con la obligación de explicar al enfermo en qué consiste ese mal y su tratamiento.El autor no pasa por alto, como ha manifestado hoy, que estas palabras también van a ayudar en el delicado momento de enfrentarse ante una muerte. El médico ha de ayudar al paciente para que atraviese el supremo trance de la muerte, al menos, con dignidad, con serenidad y con calma, ha aconsejado hoy en su intervención José Antonio Hernández GuerreroLa validez de este libro para el colectivo médico y sanitario queda recogida por la autora del prólogo, Felicidad Rodríguez, decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz, que ha escrito: Este manual de comunicación sanitaria merece, con todos los honores, figurar como texto en nuestros títulos universitarios porque nunca como hoy es tan necesario poner de relieve la importancia de la imprescindible y al mismo tiempo especial comunicación que debe marcar la relación (del médico) con el paciente.