El IECG denuncia la dejadez de las administraciones, y más aún cuando en julio de 2017 fueron declarados Lugar de Memoria Democrática por la Junta de Andalucía, figura que unía este enclave de la comarca a la lista de los espacios emblemáticos vinculados a la represión franquista.
Este bunker es uno de las aproximadamente 500 fortificaciones y obras que se realizaron durante la posguerra en el Campo de Gibraltar. Forma parte de uno de los principales proyectos llevados a cabo por el régimen franquista en los primeros años de la dictadura para garantizar la estabilidad de la frontera entre España y Gibraltar.
En concreto, unos 30.000 prisioneros del ejército republicano vencido llegaron a vivir y trabajar, prácticamente como mano de obra semiesclava, encuadrados en unidades disciplinarias en el Campo de Gibraltar. Los convictos encarcelados por la represión realizaron trabajos muy duros tales como el desbroce y allanamiento del terreno, la construcción de pistas y la descarga y acarreo de materiales, además del levantamiento de búnkeres anticarro y nidos de ametralladoras.
Este bunker es una muestra muy significativa de este tipo de patrimonio que tras la Segunda Guerra Mundial fueron perdiendo su sentido y quedaron como un resto de historia reciente más o menos apreciado. Por su significado histórico, patrimonial y social hay que reclamar al Ayuntamiento de Algeciras su reparación y puesta en valor, al igual que ha pasado en otros lugares.
La construcción de caminos e instalaciones militares abarcó todo el vértice sur de la provincia de Cádiz. El legado se puede apreciar desde Conil hasta Punta Mala, en San Roque. En el interior, las obras llegaron hasta Jimena de la Frontera y Gaucín.