María del Pilar Paz Pasamar nació en Jerez de la Frontera en 1933. La historia de amor de sus padres y la violencia de la Guerra Civil española, ambas relacionadas dada la condición militar de su padre, marcarán sus primeros recuerdos. En la posguerra, Pilar Paz Pasamar cursa estudios de bachillerato en Madrid. Sus vínculos con el sur seguirán vivos debido a las visitas durante las vacaciones. Sus primeras publicaciones aparecen en periódicos, como en el diario jerezano Ayer, donde a los doce años ya tiene un espacio fijo de opinión. En Madrid prosigue su formación académica en la Universidad, donde cursa estudios de Filosofía y Letras. Entre sus profesores se encuentran Gerardo Diego, Dámaso Alonso y el maestro Joaquín Rodrigo, a cuyas clases asistía como oyente. Son años de tertulias en el café Gijón, frecuentado también por Miguel Delibes, Carmen Laforet y Ana María Matute, entre otros. La casa paterna de la calle Nicasio Gallego se convierte así en refugio para jóvenes escritores como su buen amigo Fernando Quiñones.Al calor de estas vivencias escribe Mara, su primer libro, publicado en 1951 con un elogioso prólogo de Carmen Conde. Pilar Paz contaba con 18 años. Maestros como Juan Ramón Jiménez la considerarían un sorprendente prodigio de calidad y madurez poética. Su carrera se consolida en títulos como Los buenos días, de 1954, con el que obtiene el accésit del Premio Adonais; posteriormente publica Ablativo amor, en 1955, y Del abreviado mar, en 1957; libros en los que mantiene la fuerza e intensidad del primer poemario y en los que aparecen reflejados muchos de los presupuestos que se consideran propios de la poesía de la Generación del 50, lo que permite afirmar que Pilar Paz Pasamar es la primera voz que surge en ese escenario de esa generación y también la primera en retirarse.En 1957, el mismo año de la aparición de su libro de homenaje a Góngora, Del abreviado mar, Pilar se casa con Carlos Redondo. Como si se tratara de un paralelismo con la historia sus padres, abandona su exitosa carrera literaria en Madrid, para entregarse a la vida de pareja en Cádiz, en donde se radicó definitivamente. Este retiro no fue comprendido por muchos de sus compañeros de generación, ni por algunos de sus maestros, que lo juzgaron misterioso. Sin embargo, Pilar no abandonó la creación literaria; de ello queda constancia en la publicación de los libros La soledad contigo de 1960, el ensayo sobre poesía y la mujer Poesía femenina de lo cotidiano en 1964, y Violencia inmóvil de 1967. A estos tres libros les sigue un periodo de unos quince años en los que declara haberse entregado a una búsqueda interior, así como a desarrollar tareas de carácter social en centros que agrupaban a mujeres proletarias, o atendiendo a los más desfavorecidos.En 1982 Pilar Paz Pasamar publica La torre de Babel y otros asuntos, un libro inquietante, extraño, no muy bien entendido por la crítica y, sin embargo, fundamental para explicar su retiro de los ambientes literarios y su posterior locuacidad creativa, en busca de la trascendencia. A este libro le seguirían la antología La alacena, de 1986; Textos tapidarios: La dama de Cádiz, de 1990, y Philomena, de 1994. Con este poemario llega a la plenitud de su obra, la literatura en lengua española renueva acaso una de las vías menos cultivadas y de gran vigencia en la actualidad: la de la mística en castellano. Pilar Paz Pasamar no ha recibido toda la atención crítica que merece, pero eso no significa que no haya dejado huella entre sus fervientes lectores.