Pero si San Pedro te ha pillado llamando a las puertas del cielo sin entrada ni tarjeta VIP All Dead Rockstarz Band te darán lo que te mereces, electrónica indie industrial con la que arderás en medio de la pista. Cierro los ojos y me pregunto si todo esto empezó con Kraftwerk.Dos días mas tarde, el primer festival del año, Dead Christmas Festival. Cuzo, Beirtuh, Kill Kill Bang Bang and The Crrrrrr en directo, Errorvisión pinchando imágenes y Lapidaman a los platos (aunque creo que eso de los platos ya no se lleva, la nueva generación pincha con un Macintosh).Cuzo: Nueva psicodelia para activar en la mente esos neurotransmisores sobre los que actúa el ácido lisérgico. Sus temas, un in crescendo underground. Cierra los ojos y déjate llevar por las convulsiones mientras musculosos guerreros medievales cortan cabezas de seres sobrenaturales con enormes espadas y beben su sangre, que resbala por los grandes pechos de peligrosas amazonas.Beiruth: Guitarras muy eléctricas y sonidos hipnóticos. Acabas de escapar del psiquiátrico en una noche de verano y contemplas la luna llena. Eres feliz; porque eres libre y porque el efecto de las drogas que te administraban las monjas aún no se ha desvanecido. La música llena tu cabeza y sabes que pronto tendrás el síndrome de abstinencia pero no te importa porque ahora eres Dios.Y para completar el trio, Kill Kill Bang Bang y The Crrrr se unen, no tengo ni la mas remota idea de lo que puede salir de ahí, habrá que ir a comprobarlo. Kill Kill Bang Bang bebe de las misma fuentes que sus compañeros de cartel pero se deja llevar por los derroteros del indie pop naive, rescatando del recuerdo sonidos nunca olvidados como el del moog, el casiotone o la melódica. Los músicos de pelo largo y desordenado también creen en el amor. Pero se junta con The Crrrr, autor de Semen, sangre y mierda, malas compañías para un inocente chico pop. La sustancia musical que sale de los aparatos imposibles de The Crrrr es un ruido martilleante que en el fondo te gusta, como esa peli de terror que te da miedo pero no quieres dejar de ver, como las escenas escabrosas del telediario que te quitan el apetito pero acabas buscando en el youtube, como una penetración anal que sabes que te dolerá pero a la que no quieres renunciar porque, a tu edad, ya has aprendido que la frontera entre el dolor y el mayor de los placeres es más estrecha y difusa de lo que te querían hacer creer en el colegio.
El viernes quince, El Tío Tom y Tom Tom Cary. Al ver la portada del disco de Tom Tom Cary pensé que harían un pop de banda sonora para enamoramientos adolescentes, me equivocaba. Garaje experimental, indie rock desgarrado sin complejos, sin normas, sin concesiones. Mucho más apropiado para musicar un matrimonio, con algo de romanticismo al principio y un giro de ciento ochenta grados que, entre gritos y distorsión, te lleva a destrozar la cabeza de tu amor a guitarrazos y huir en un coche robado en dirección a la frontera. Les acompañan El Tío Tom, pop cantado desde La Línea con influencias del pop español de los ochenta, un amplísimo espectro. Y es que los linenses igual se dejan caer con un tema intimista para enamorar a las niñas como con un pop gris oscuro con sintetizadores a lo Aviador Dro.
El jueves veintiuno, Ortus Sum. Metal pesado made in Algeciras. No entiendo mucho de heavy (es sólo un eufemismo) pero me atrevo con todo: mecla del heavy metal de toda la vida y ese hardcore moderno con voces de ultratumba para el que nací demasiado tarde.
Y el viernes, veintinueve, el último del mes. El Páramo y R.O.L.F. R.O.L.F. sí que son rock duro, muy duro. Riffs densos, patadas en la cabeza con unas Dr. Martens, letras que hablan de tortura y asesinato, que te torturan, que te asesinan. Oscuro, muy oscuro. Y El páramo, a quienes ya tuvimos ocasión de disfrutar por el Kabuki. Dos guitarras, un bajo, una batería y mucha distorsión, sonido enérgico pero trabajado. Una especie de Heavy Metal instrumental del siglo XXI que en otro planeta, seguramente más avanzado, pudiera ser interpretado como música clásica. Estos chicos debieron crecer con Led Zeppelin o King Crimson pero el resto de influencias se me escapan y es que, ésta que escribe para ustedes no entiende de música sino de lo que la música le hace sentir.
¡Ah! y los jueves catorce y veintiocho, Jam Session, lo mejor para ir a tomar una birra sin pretensiones. Estas sesiones improvisadas son como sobres sorpresa, como esas noches en las que no pensabas salir y te acabas acostando a las nueve de la mañana.Poison Ivy