Estos países han establecido, tras una serie de estudios y pruebas prácticas, normas sencillas de mantenimiento, conducción y utilización del vehículo que se denominan Eco driving. La revista de la Dirección General de Tráfico se ha hecho eco de estas medidas:
1.- Circular a 2.000 – 2.500 revoluciones por minuto en coches de gasolina o 1.500 – 2.500 si es un diesel. Los coches modernos, dotados de inyección y gestión electrónica circulan con comodidad a estos regímenes bajos y la mecánica no sufre.
2.- Anticipación: evita los acelerones y los frenazos o, por ejemplo, levantar el pie del acelerador al percibir que un semáforo cambia a rojo dejando que el coche llegue con su propia inercia, jugando con el freno y el cambio de marchas para detenerlo adecuadamente.
3.- Distancia de seguridad: mantener una adecuada distancia de seguridad permite circular a una velocidad regular.
4.- Bajar pendientes: levantar el pie del acelerador y aprovechar la inercia del coche, utilizando el cambio y el pedal del freno para efectuar pequeñas correcciones y ajustar la velocidad. Nunca dejar el cambio de marchas en punto muerto. No sólo es peligroso sino que el coche consume más.
5.- Subir pendientes: en la marcha más larga posible, pisando el pedal del acelerador lo justo para mantener la velocidad. Los cambios de marcha hay que realizarlos a un régimen de revoluciones más alto que en llano.
6.- En curvas: en lugar de frenar, anticiparnos a la curva y dejar que el vehículo vaya perdiendo velocidad, corrigiendo con el cambio y el pedal de freno, de forma que al llegar a la curva estemos a la velocidad adecuada.
7.- En tráfico intenso: rodar en la marcha más larga posible evitando los acelerones y frenazos.
8.- En las incorporaciones y adelantamientos: la seguridad prima sobre el consumo. Si es necesario, olvidarse del ahorro y aprovechar en nuestro beneficio la potencia del vehículo.
El objetivo es introducir estos preceptos en el sistema de enseñanza para la obtención del permiso de conducir y en cursos para empresas y organizaciones que disponen de grandes flotas. Según los datos aportados por la revista “Tráfico”, de la DGT, se calcula que con el ahorro mantenido del uno por ciento del total consumido anualmente en la Unión Europea, se ahorrarán tres millones de litros de combustible y se evitará la emisión de 900.000 toneladas de CO2, lo que supondrá un ahorro de 300 millones de euros cada año.
En España, el ahorro alcanzaría los 1.850 millones de euros. Contabilizado en carburante, supone un total de 700 millones de litros de gasóleo y 1650 millones de litros de gasolina. Según previsiones el bolsillo de cada conductor dispondría de 160 euros más cada año si se habitúa a estas normas de conducción.