El profesor del Departamento de Didáctica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz (UCA) Rafael Jiménez Gámez ha presentado en el encuentro sobre Etnografía y Educación que acoge esta semana la Universidad de Oxford una comunicación titulada ‘Un estudio de investigación en un contexto multicultural: problemas asociados a la etnografía como herramienta antirracista’ en la que denuncia que parte de la clase intelectual y los “líderes de opinión” de Ceuta permanecen instalados en la xenofobia y el “neopositivismo”.
El trabajo analiza “las relaciones entre la investigación etnográfica y el poder político” a partir de lo acontecido con el estudio sobre el fracaso escolar en la ciudad autónoma elaborado por un equipo al mando de Jiménez, trabajo que fue rechazado por el Instituto de Estudios Ceutíes (IEC), que había becado su elaboración, al entender que su resultado final no respondía a los parámetros solicitados.
A juicio de Jiménez Gámez, sin embargo, tal argumento oculta otra realidad. “Para la mayoría de los líderes de opinión y, sobre todo, para la comisión del IEC que rechazó nuestro trabajo, la única ciencia posible es la del neopositivismo”, ha lamentado el también doctor en Ciencias de la Educación por la UNED, quien ha comparado tal proceder con la “doctrina conservadora de la legislación educativa” del movimiento del presidente Bush tras el 11-S basada en que “sólo la investigación científica basada en la evidencia es auténtica”.
“Los expertos del IEC ignoran la existencia de otras perspectivas, como la foucaltiana, que replantea el nexus entre la investigación educativa y el análisis crítico de la política educativa, superando la parálisis postmodernista, e ignoran, como hace la derecha más radical en Estados Unidos, que la investigación cualitativa es la que hace posible la exploración en profundidad de las experiencias de vida de los oprimidos y es capaz de captar las experiencias vividas de los que sufren la injusticia social y las fracasadas políticas sociales”, ha lamentado Jiménez partiendo de que, “por supuesto, tratan de medir la investigación cualitativa con los mismos estándares que la investigación cuantitativa”.
El trabajo sobre el fracaso escolar rechazado, elaborado a partir de un estudio de caso etnográfico al que siguió un análisis cualitativo “desde una visión crítica antirracista” de sus resultados, concluía, entre otras cosas, que en Ceuta “existe un profesorado con ganas” aunque le falten “estrategias para trabajar la atención a la diversidad”, pero también “una buena parte” del colectivo docente “que se limita a desarrollar la profesión desde un planteamiento ‘restringido’, poco comprometido con la responsabilidad social de educar ante las crecientes exigencias de atender a un alumnado heterogéneo culturalmente”.
“LA POSICIÓN XENÓFOBA HA INFLUIDO NEGATIVAMENTE”
El IEC, o al menos la mayoría de los encargados de evaluar su validez, concluyó sin embargo que no se había realizado “el esfuerzo suficiente para garantizar la validez y fiabilidad de la información obtenida, factor muy significativo cuando se aplican métodos de investigación etnográficos” y detectó “ciertos aspectos más opinables que sustentados en el rigor del análisis de los datos, e incursiones en conceptos que pueden resultar equívocos”.
El profesor de la UCA no opina lo mismo: “Partiendo de que no se produce una traslación directa entre los resultados de la investigación y las transformaciones políticas, consideramos que una investigación cualitativa, como la que hemos realizado, puede orientar, más indirecta que directamente, tanto a los políticos como a los docentes, mejor que la investigación cuantitativa, ya que ofrece una mayor profundización en las situaciones y contextos y permite indagar sobre las relaciones de poder”, defiende.
“Incluso, en general –ha argumentado– parece atraer más a los políticos, frente al dominio de la investigación cuantitativa centrada en los resultados finales y además, la investigación etnográfica nos ha permitido indagar y ofrecer soluciones en un ámbito cultural donde predomina una cultura oral, como es el caso de la población árabo-musulmana de Ceuta y en situaciones de un bajo nivel de desarrollo económico”.
Jiménez Gámez ha asegurado en Oxford que “la posición xenófoba de algunos de los miembros del IEC, en el que no hay ningún árabe-musulmán, puede haber influido negativamente, al pronunciarse y ‘apropiarse’, el partido árabo-musulmán, de las conclusiones del informe”.
“Hay muchos ciudadanos cristiano-occidentales” en Ceuta, ha añadido el profesor, “que no soportan las denuncias antixenófobas de los grupos más liberales” de una ciudad en la que Jiménez Gámez ha destacado que “lo lamentable es que el rechazo del informe final de nuestro trabajo hurta a la comunidad educativa ceutí de un material que podría serle útil en la lucha contra el fracaso escolar”, por lo que no ha cejado en su empeño de darlo a conocer.
El director del IEC, Simón Chamorro, ha asegurado que las afirmaciones de Jiménez Gámez “no son ciertas ni oportunas teniendo en cuenta que dentro de diez días tenemos un juicio”, ha recordado.