Tomoyuki Hotta:Balada en la 440 para Algeciras. Por Sandra Balvín

Balada enla 440 para Algeciras  

Retratar la realidad es un oficio complejo. Retratar las realidades cotidianas y someterse continuamente al juicio de sus protagonistas es un oficio valiente. Tomoyuki Hotta  (Nagoya, Japón) es un fotógrafo que ha optado por el camino más difícil. Hace casi dos décadas venció la timidez al preguntarle a Luis, el dueño de una barbería de Algeciras, si podía hacerle una foto.  Desde entonces ha recorrido todos los rincones, ha llamado a decenas de puertas y casi ha perdido la cuenta de las veces que ha pedido a amigos y desconocidos que se coloquen ante la cámara.  Sus retratos se cuentan por centenares, aunque cada vez se hace más selectivo.

Hotta ha afinado su mirada como un instrumento siempre listo para tocar la nota correcta. Sus retratos captan en una fracción de segundo toda una vida resumida en un rostro. Su obra, sin embargo, va más allá de los individuos. Hotta, también diseñador, ha esbozado con sus fotografías un mapa humano de una ciudad en un momento concreto de su historia. Está en todas partes: conciertos, ferias, desfiles, obras de teatro, celebraciones deportivas, campamentos de verano, colegios e iglesias. Los retratados se abandonan ante el objetivo del fotógrafo cuya mirada permanece oculta bajo el ala de un sombrero. Se abandonan y muestran un gesto reservado a los momentos de soledad. La clave, explica el artista, está en el respeto mutuo.

 Algeciras se convierte, gracias a las imágenes de Hotta, en una ciudad habitada por gente que ama su trabajo, que disfruta divirtiéndose, que se enamora de una canción o que retoma la profesión de sus padres. Se presenta como una ciudad múltiple que da cabida a forjadores de espadas amantes del heavy metal; señoras de la limpieza orgullosas de ser limpiadoras y de ser andaluzas; concejales parecidos a un conocido doctor de la televisión; y grupos de música que rinden tributo a los Beatles en un paso de cebra local.  Ya hay quienes se encargan de retratar las miserias de las ciudades. Hotta se ha decantado por mostrar el impulso vital que ayuda a seguir caminando por mucho que se tuerzan las cosas. Mientras avanzan estas líneas el fotógrafo seca su cámara, mojada en una fuente en plena celebración futbolística. “No importa, quería sacar foto de la alegría”. 

 

Sandra Balvín

 

Si quieres ver trabajaos de Tomoyuky Hotta, pulsa el enlace, es el fotógrafo oficial de la revista del grupo SAL, no seas soso

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