El próximo 29 de marzo la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar se sumará a la huelga general y parará todos los puertos españoles durante 24 horas para protestar por una Ley que, según palabras de Antolín Goya, coordinador general de la organización, “es una agresión inaceptable que, en el caso de los puertos nos afecta en gran medida. Esta no es una reforma para el empleo sino para el paro”.La reforma laboral del gobierno del PP, no solo recorta derechos en uno y otro flanco del derecho del trabajo sino que afecta a los cimientos sobre los que se ha construido el estado social. En efecto, lo esencial, lo grave, lo inaceptable es que produce un incremento en el poder empresarial en el seno de la empresa que desequilibra las relaciones laborales y que, para garantizar ese poder, limita la capacidad de negociación sindical para arrancar acuerdos mediante los convenios colectivos.A esto se une una regulación de los convenios colectivos que pretende limitar la facultad de negociación de los convenios estatales, sectoriales y de puertos para establecer la prioridad de aplicación de los convenios de empresa. “Es, sin duda, contra lo que hemos luchado en toda nuestra historia, la división de los trabajadores mediante el establecimiento de distintas condiciones de trabajo para el mismo sector. Nuestra lucha por la unidad es atacada por la reforma laboral”, concluye Goya.En esta ocasión, además, el paro se enmarca en el proceso de movilizaciones sindicales y ciudadanas que denuncian al sector financiero internacional, a la especulación económica y a la desregulación de los sectores como causantes de las crisis cíclicas del sistema capitalista y, en particular, como responsables de la que nos afecta desde 2008 y que ha causado millones de personas desempleadas y ha hundido las esperanzas de futuro a toda una generación de jóvenes.Pero también, nuestro paro denuncia a las opciones políticas que han aceptado como única salida de la crisis las recetas del capitalismo especulativo en contra del pueblo; las políticas duras de austeridad a costa del incremento del paro; el recorte del estado del bienestar y de los derechos sociales básicos para financiar y sanear a la banca; y, en particular, una reforma laboral que –de un plumazo en el Boletín Oficial del Estado- hace desaparecer derechos laborales cuya conquista ha costado decenas de años de lucha al movimiento obrero.