El Templo al Sol es obra del escultor algecireño, Evaristo Belloti, que en un precioso díptico nos explica, la obra, la situación, el motivo, la escultura, el bosque y el lugar, que por razones de espacio extractamos: “El Templo al Sol” es la recreación de un pequeño edificio dedicado al dios Apolo rodeado de un fragmento de bosque mediterráneo. La escultura se levanta en una pequeña planicie frente a la Bahía de Algeciras. En este sitio crece un fragmento de bosque compuesto por laureles, alcornoques, quejigos, fresnos ,acebuches y otras especies autóctonas. La obra celebra los solsticios de invierno y de verano. El dios Apolo, identificado con el Sol como fuente de energía y regulador del tiempo. Pero igualmente, frente a la perversión de ese fin civilizador, advierte: ´Todo tiene un límite”. La escultura es el símil de una pequeña construcción primitiva de inspiración grecolatina, de la que aparecen varios fragmentos. El ´Templo al Sol´ quiere ocupar un lugar simbólico en la ciudad que contribuya a variar el sentido del crecimiento, haciendo notar que Algeciras fué y será, antes que nada, un enclave natural: la isla Verde. Un enclave cuya propia denominación no procede de su centro sino al contrario de su afuera. Un afuera que nos trae luz y normas”.
Pie de foto: Rotonda donde está ubicado dicho monumento.
En Algeciras no nos privamos de nada (más bien nos privan), y por no faltar, a Algeciras no le falta ni su misterio, representado por descrito monumento titulado “Templo al Sol” cuya primera versión fue destruida en 2003 por un automóvil a cuyo conductor le dio un ataque de epilepsia, y cuya reconstrucción se llevó a cabo durante los meses de junio y julio de 2006. El coste de la primera versión fue de ocho millones de las antiguas pesetas, y su reconstrucción que pese a que las piezas no se habían roto el autor (su hermana Magda), exigió que fuera el propio escultor Evaristo Belloti el que la llevara cabo, con un coste de otros ocho millones de pesetas. El misterio está en que no son pocos sino muchos los algecireños que no han disfrutado del monumento, y muchos más los que ni siquiera saben la ubicación del ”Templo al Sol”, que con la guasa que hay en este pueblo alguien lo bautizó como “el garaje de los Picapiedra”. Templo al Sol que por razones todavía por explicar, sobre todo por su autor, permanece ubicado en el mismo sitio pero cómo demuestra la foto, totalmente oculto a la vista de los algecireños que en su calidad de contribuyentes lo costearon.