Estamos ante una pausa entre elecciones, un tiempo de análisis hasta el comienzo de la campaña de las municipales del 24 de mayo. Lo bueno de la democracia es que siempre ofrece la posibilidad de enmendar o corregir los errores cometidos anteriormente. Aunque, después de las lamentaciones o alegrías por los resultados del domingo, no existe mucho tiempo para la autocritica o la reflexión sobre las elecciones andaluzas, porque ya vienen las municipales.El PSOE ha ganado las elecciones andaluzas repitiendo el resultado en escaños de 2012, pese a perder más de un 10% de votos y pese a la llegada de Podemos y Ciudadanos (en estas elecciones entran cinco fuerzas en el Parlamento andaluz, frente a las tres anteriores). El PP cosecha una derrota sin paliativos, pierde más de medio millón de votos y se queda con 33 escaños, muy lejos de los 50 que obtuvo en las últimas elecciones con Javier Arenas como candidato.El PP de Juan Manuel Moreno Bonilla se hunde en una posición inédita rubricando la primera gran derrota para Rajoy desde su llegada a la Presidencia del Gobierno. Los populares han acusado con dureza la llegada de Ciudadanos a la escena política andaluza, donde se estrenan con 9 diputados. Y si añadimos el zarpazo de la señora Díaz, hasta se pueden remover los cimientos en la sede de Génova.El hundimiento de los populares es de tal calibre que solo se puede explicar con una cifra: medio millón de votantes han abandonado al PP desde el 2012 para irse a otras formaciones. Los datos de los dos principales partidos tienen una evidente lectura en clave nacional bajo la máxima de que nadie llega a la Moncloa sin un buen resultado en Andalucía. Y señalar que la presencia de Rajoy en la campaña andaluza más que efectos ha tenido muchos defectos.Podemos irrumpe con la fuerza que se esperaba en el mapa político de Andalucía, rozando los 600.000 votos y con 15 escaños, lo que supone el mejor resultado a la izquierda del PSOE de las últimas elecciones. Sin embargo, es la primera vez en la breve historia de la formación de Pablo Iglesias que sus resultados se quedan por debajo de lo señalado en las encuestas, por lo que para la militancia de Podemos la noche del domingo fue de satisfacción contenida.En cuanto a Ciudadanos, además de lo ya apuntado, las urnas los convierten en una formación imprescindible para entender la gobernabilidad en el nuevo tiempo político. En Andalucía bastarían sus escaños para permitir al PSOE un gobierno sin aspavientos, con mayor garantía de mayoría en los debates parlamentarios y sin necesidad de hacer pactos con el PP. Por supuesto, Podemos e IU están excluidos de los pactos por la señora Díaz.IU es la segunda derrotada de la jornada electoral del domingo. Se queda con 5 escaños, pierde más de la mitad de los 12 conseguidos en 2012. Se ha dejado en estos tres años casi 170.000 votos. El resultado de IU tiene una especial trascendencia para su candidato a las generales, Alberto Garzón, que tendrá poco tiempo para ofrecer una cara diferente a la de la derrota de las últimas citas de IU con las urnas.Al final de este análisis y sin matices me quedo con dos datos: uno de cada cuatro andaluces ha votado por algo nuevo, Podemos y Ciudadanos, y el bipartidismo se ha deteriorado un 20% en Andalucía, aunque haya afectado más al PP que al PSOE. En este país, una nueva generación se está haciendo cargo de los asuntos públicos y es evidente la presión de la ciudadanía para que cambien también los modos de representar los intereses de los votantes y los métodos de gobierno. Ese es el mensaje emitido por el pueblo soberano el domingo en Andalucía.