Se han destruido 1.400 empleos diario y la deuda pública se ha desbordadoQuiere enmendarlo en la segunda parte de la legislatura con decisiones más popularesMariano Rajoy ha cerrado los dos primeros años de la legislatura con un corolario de ajustes, en muchos casos improvisados; algunas reformas, pero menos de las anunciadas; y, sobre todo, con un déficit de resultados en la economía real, en particular en materia de empleo. El Gobierno ha ejecutado un rescate del sector financiero y de las administraciones públicas -los sectores paraguas del Ejecutivo-, lo que ha generado al contribuyente un boquete de cientos de miles de millones que heredarán las generaciones venideras.El balance es el que sale de las estadísticas. Cuando el actual presidente del Gobierno llegó a La Moncloa, cuatro años después del inicio de la crisis, se encontró con que la economía daba empleo aún a 17,8 millones de españoles. Dos años después hay un millón de empleos menos (16,8 millones). Se han destruido 1.348 puestos diarios en este periodo. Mientras, el paro ha crecido en 631.100 personas, a una media de 865 de desempleados diarios más.Este número es inferior al de empleos desaparecidos, porque hay 353.200 desanimados que no buscan trabajo porque saben que no lo van a encontrar o que han hecho las maletas y se han ido fuera, sobre todo inmigrantes y jóvenes en busca de otro futuro.Además, cuando Mariano Rajoy cruzó el umbral de La Moncloa, la deuda pública alcanzaba los 737.334 millones. Ahora llega a los 954.893 millones. Ha crecido un 30%, unos 218.000 millones, 23 puntos más en términos de PIB. Esto significa que si hace dos años cada familia española debía 43.000 euros, ahora debe 56.000.Sólo un trimestre en postivioEn cuanto al PIB, si en 2011 era el -0=,6%, ahora alcanza el -1,2%, tras ocho trimestres consecutivos en negativo. En tasa intertrimestral, el presidente popular sólo se puede anotar un trimestre en positivo, con un exiguo 0,1%. Este resultado se debe al alza de las exportaciones, gracias al recorte de los salarios propiciado por la reforma laboral, y la caída de las importaciones ante el desplome histórico de demanda interna.Sin embargo, el sector exterior, con el que se sale de la recesión pero no de la crisis, muestra cansancio ya que las ventas a países ajenos a la UE empiezan a desplomarse. Por tanto, el resultado exportador dependerá de lo que ocurra en Europa precisamente cuando el principal cliente de las empresas españolas, Francia, ha vuelto a la recesión.En realidad, ante la falta de decisión del Gobierno por apostar por un modelo de crecimiento que tome el testigo al ladrillo, la única medida macro que ha tomado el Ejecutivo, forzado por la Unión Europea (UE), es la reforma laboral que está propiciando esa devaluación interna que aumenta la competitividad por la reducción de sueldos. Sin embargo, la nueva legislación laboral, de momento, no crea empleo.El Gobierno concentra el recorte de gasto público en la inversión en lugar de en las capas improductivasTodo este proceso de ajuste está provocando que la balanza por cuenta corriente con el exterior sea positiva.Mientras tanto, el Gobierno, que ha evitado el rescate de la economía quizá porque Bruselas no tenía capacidad para tanto, respira ahora por el descenso de la prima de riesgo y de la presión de los mercados internacionales sobre la financiación de la deuda.Rescate a la banca y a las administracionesSin embargo, se ha visto forzado a realizar un rescate de la banca mediante fondos propios y ayuda europea, aunque se disfrace de reforma financiera.Y también ha tenido que rescatar a las administraciones que no habían cumplido con sus obligaciones. Para su salvación, el Ejecutivo ha subido impuestos indiscriminadamente y ha realizado y un ajuste a ciegas en los capítulos de gasto público más productivos para la economía real y el empleo.El coste de salvar a las autonomías y municipios ha superado los 87.000 millonesAdemás, Rajoy ha creado fondos de liquidez para salvar a las autonomías y para realizar el pago de la deuda a los proveedores, drenando más de 87.000 millones del sistema financiero que tanta falta hacen falta para que el sector privado genere actividad y empleo.Con ello, ha pretendido encajar un cifras de déficit desbordadas, que dependen de los ingresos mientras se diluye el ajuste estructural del modelo público. Así, por ejemplo, el dinero público para infraestructuras, donde se ha concentrado el 60% de la contracción en el gasto, ha descendido a niveles de los años 90. Mientras, aún hay 100.000 funcionarios en activo más que cuando comenzó la crisis, aunque el empleo público está en caída libre.Pese a todo, sigue la escasez del dinero para las empresas mientras el dinero especulativo, que no genera PIB ni empleo, se asoma a la Bolsas en busca de gangas.El presidente del Gobierno quiere enmendar este bagaje en la segunda parte de la legislatura y tomar decisiones más populares, sobre todo fiscales, para granjearse el voto. Por ello, ha empezado por rectificar anteriores previsiones de empleo y de paro, y anuncia que acudirá a las urnas dejando mejores cifras de las que se encontró cuando llegó a La Moncloa