En este sentido, Satse advierte, en declaraciones a Europa Press, que, tras un verano “bajo mínimos” en materia de sustituciones de personal y con una “saturación” constante en las urgencias, es necesario exigir al SAS que “no repita errores” y tenga previsto los necesarios refuerzos antes de que se inicie el periodo de alta frecuentación y los habituales “colapsos” en los servicios de urgencia.Con este fin, para los centros de atención primaria, el sindicato exige que se dote del número de profesionales adecuado para acometer con garantías de calidad su labor asistencial diaria que tendrán que compaginar con la campaña de vacunación que se iniciará en próximas semanas.Respecto a los centros hospitalarios, el sindicato reclama que, a partir de la segunda quincena de octubre, se dote de más personal a los servicios de urgencias, críticos y las plantas de hospitalización para evitar que se vean desbordados en los meses de mayor incidencia de la gripe y de problemas derivados de procesos catarrales y respiratorios en las jornadas de mayor rigor climatológico.Según recuerda Satse, la plantilla de enfermería del SAS parte ya de por sí de una posición “deficitaria”, tal y como evidencian los sucesivos informes oficiales. En atención primaria, Andalucía es de las comunidades autónomas con “peor” ratio de profesionales por habitante, con 1.666 habitantes por cada enfermera frente a la recomendación científica de una enfermera por cada 1.400 habitantes.Respecto a los centros hospitalarios, la sanidad andaluza cuenta con 20.565 profesionales de enfermería, siendo la tasa “más baja” de todo el Estado con 2,5 enfermeras por cada 1.000 usuarios, por debajo de la media nacional (2,8), y lejos de autonomías con las ratios más altas como el País Vasco (3,9), Aragón (3,8) o Asturias (3,4).Ante esta situación, Satse asegura que “se mantendrá vigilante ante de cualquier deficiencia o dificultad que se produzca en la prestación de los servicios, deficiencias de las que la Administración será la única responsable y en ningún caso los profesionales si decide hacer caso omiso a las advertencias y vuelve a actuar con la evidente falta de planificación que ha actuado durante el verano”.“La improvisación no debería seguir siendo la forma de trabajo del equipo directivo de salud”, concluye Satse.