En este sentido, Landaluce recordó que recibió como herencia económica la peor de toda la etapa democrática, ya que, fruto del despilfarro y de la mala gestión de los años anteriores, se había alcanzado una deuda superior a los 250 millones de euros, de los cuales más de cien eran facturas de proveedores que tenían una media de seis años. Es decir,una situación de bancarrota, con unas cuentas desequilibradas que se habían liquidado en el año 2010 con 18 millones de déficit, a pesar de haber colocado a Algeciras, después del “catastrazo”, en el municipio con mayor presión fiscal de toda la provincia de Cádiz.En estos tres años, gracias al trabajo y al esfuerzo de todos, le hemos dado la vuelta a la situación económica del Ayuntamiento. Se pagaron, gracias al ICO que nos concedieron para el pago a proveedores, 98 millones de facturas pendientes de pequeños y medianos empresarios de la localidad. Equilibramos las cuentas municipales reduciendo el gasto corriente del Ayuntamiento, es decir el gasto de funcionamiento de los servicios, en cerca de 20 millones de euros, lo que nos ha permitido cerrar los dos últimos presupuestos municipales con un pequeño superávit y, en consecuencia, evitar que la deuda municipal siguiese aumentando. Frente y al despilfarro y la mala gestión se impuso la austeridad y el sentido común: pagamos las inversiones innecesarias que otros hicieron pero no pagaron (rocódromo, macetones, Calle Ancha…), y, por supuesto, decidimos que todas aquellas mejoras que se hiciesen en la ciudad fuese con recursos propios y no endeudándose, como ocurria con anterioridad.