En esta primera semana de septiembre ya están de vuelta los que se fueron de vacaciones y siguen aquí los que no las pudieron disfrutar. Unos y otros pudieron comprobar que durante el mes de agosto todo ha funcionado algo mejor sin las funestas decisiones del consejo de ministros de los viernes. No hemos tenido que aguantar sus declaraciones canallescas y/o estúpidas y tampoco hemos tenido que verles las caras a la mayoría de ellos, aunque el tema de Gibraltar ha dado mucho juego a los ministros de guardia para distraer al personal.Lo que a partir de hoy nos volverá a deprimir será el reencuentro con los facinerosos que anunciaron limpieza y aparecen todos enfangados por el caso Bárcenas. A esos que mucha gente votó por un programa electoral y unas promesas que después incumplieron totalmente, que hablaron de transparencia pero cuyas actuaciones resultan más opacas cada día. Así que seguiremos en la misma incertidumbre, debilidad y vacio de antes del verano.Ahora las preguntas son: ¿Qué preparan estos desalmados para el inicio de este curso político? ¿Qué nuevas medidas contra la gente habrán ideado? ¿Qué falta de piedad querrán aplicar ahora? ¿Qué nuevas mentiras habrán inventado? ¿Qué nueva ley insensata o injusta tienen preparada? Según el ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón, el Gobierno aprobará la nueva ley del aborto en el mes de octubre y ese mismo mes pondrán en marcha la reforma de las pensiones.Javier Marías decía en su columna del domingo en El País a su vuelta de las vacaciones que algo muy grave sucede cuando gran parte de la ciudadanía percibe a sus gobernantes como un peligro y una amenaza, gente de la que no cabe esperar salvación ni ayuda ni mejoras ni soluciones, sino condena, obstáculos y problemas. Por eso, al volver del verano, suenan las alarmas de la gente cuando lo que les acongoja y abruma no es reanudar el trabajo -el que lo tiene-, sino enfrentarse otra vez inermes a estos gobernantes nefastos.